Nunca pensó que el destino le tuviera preparada esa jugarreta. Esa tarde de cálido y florido  verano Estela  guardaba  los libros en su mochila. Tendrían la hora de caligrafía libre  debido a que la maestra Cristina  se ausentaría  de la escuela por un par de días a causa de  un problema familiar. Estela se iba en el camión a su casa, aunque algunas veces su primo Leonardo le daba un aventón, pero  ese día el primo no había asistido al curso así que se regresaría caminando porque se había gastado lo del pasaje en la hora de receso.

Carolina, una compañera de grupo se acercó a Estela espetándole burlonamente.

--No vino a clase tu primo,  ¿con quien te irás a casa?—

Estela quien en ese momento  estaba en cuclillas  recogiendo  la pluma que se le había caído, alzó  la cabeza para responder a la “amiga” quien la miraba fijamente a los ojos con mirada de malicia y  sarcástica sonrisa  que la caracterizaban.

--Creo que me iré caminando, me he gastado lo del camión--  respondió compungida.

Para su sorpresa escuchó la voz juvenil de su primo Leonardo  a sus espaldas, quien llegaba apresurado.

--Se me hizo tarde, creo que estoy de suerte porque me acaba de comunicar Esteban  que se suspendió la clase—

 

Si ustedes gustan nos vamos de rol expresó jubiloso.

 

--¡Sí!, respondió Carolina entusiasmada, pero Estela intervino diciendo, vayan ustedes si quieren, yo tengo tarea atrasada y aprovecharé estos días para adelantar, ando mal en la clase de caligrafía—

En eso estaban cuando vieron a Esteban que se acercaba, al verlo Estela sintió que las manos le sudaban y comenzó a tartamudear.  Era una sensación extraña que experimentaba hacía tiempo, cada vez que  veía al compañero entrar al salón de clase.

Era  un chico de diez y siete años muy trabajador,  de gran estatura y atractiva figura, callado y muy respetuoso. Él ignoraba que era el amor de Estela quien no era mal parecida pero si muy tímida,  y solo se miraban de soslayo sin dirigirle la palabra, si acaso a veces el saludo.

--Me siento como una tonta cuando lo veo--,

¿O es que acaso me habré enamorado?, pensó.

La voz de Esteban la sacó de sus cavilaciones.

--Estela, le acabo de proponer a tu primo que se vayan conmigo, les daré un aventón hasta su casa, también viene Carolina--

 ¿Vienes con nosotros?

Ella, como si estuviera hipnotizada y sin dejar de mirarlo fijamente a los ojos, solamente asintió con la cabeza. Comenzó a caminar detrás de él quien se dirigía a la camioneta.

En eso la abordó Carolina quien iba detrás de ella, la tomó del hombro y le ordenó.

--Desde ahora te digo, te sientas en medio de tu primo y mío, porque yo voy a un lado de Esteban, seré su copiloto—

Estela sin articular palabra aceptó dócilmente.

Carolina se había propuesto conquistar a Esteban y ella no sería un obstáculo a pesar de sus inquietudes.

Estaban por abordar la camioneta, cuando Esteban dirigiéndose a Carolina  le dijo tajante, Estela se sienta al lado mío, tú a su lado.

--¿Por qué?, inquirió Carolina molesta—

--A ellos los dejaremos de paso, al fin tú y yo vivimos por donde mismo—

Esteban respondió con un rotundo, ¡no!, para luego seguir hablando.

--Dejaré de paso a Leonardo, después a ti porque quiero hablar con Estela a solas--

Vieron como el rostro de Carolina se transformó y encolerizada alzó la voz.

--¿Pero, qué es lo  quieres hablar con ella  que no podamos escuchar nosotros?

--¿Acaso no te has dado cuenta qué es  una tonta y ni siquiera habla?--

 Al escuchar eso Estela  se sintió mal,  por su lado  la mirada de Esteban brillo con un destello de furia mientras Carolina siguió hablando un poco más alto esta vez.

--¡Es muy poca cosa para ti Esteban!,  ¡No encontrarás a nadie mejor que yo!, vociferó  sin dejar de reírse irónicamente--

--¡Que fastidio contigo Carolina, lo que yo quiero hablar con ella a ti no te incumbe!—

Y sin importarle que Estela estuviera en medio de ambos, el varón  al volante continúo.

Yo ya te había confiado como amigos que ella me gustaba, y desde entonces no dejas de fastidiarme, respondió molesto Esteban por la soberbia actitud  de Carolina,  quien con ese comentario frente a la rival de plano comenzó a echar chispas hasta por los codos aunque lo supo disimular.

Llegaron al fin a casa de Leonardo y cuando éste  se bajaba de la camioneta, antes de agradecer al amigo  le dijo  en tono juguetón.

--Te encargo a mi prima, “primo” –

Para picarle otro poco más la cresta a Carolina  que con trabajo pudo aguantar el gancho al hígado.

Y continuó con la misma intención:

--Y cuidado porque una mujer despechada es muy peligrosa--

--¡Jajaja!--, río en tono burlón   ya de pie en la banqueta con la portezuela abierta, y finalizó en el mismo tono divertido:

Estás  celosa “Carola” no aceptas que Estela es mejor que tú en cualquier aspecto,  y sin duda más hermosa--  gritó en tono  de mofa el primo de Estela, alejándose en seguida.

En tanto Carolina exasperada solo respondió con un,

--¡Idiota!--, tragándose el coraje con mucho esfuerzo.

 

Al escuchar eso Estela temerosa por la reacción de Carolina se quiso bajar de la camioneta y seguir a su primo. En tanto Esteban, al darse cuenta de las intenciones de la muchacha,  la detuvo apretándole suavemente  el dorso de la mano  izquierda para tratar de tranquilizarla, cosa que la puso más nerviosa.

--No hagas caso a tu primo ya sabes cómo es de bromista, aparte de que le gusta hacer enojar a Carolina-- ,  le dijo Esteban  con  placida voz.

Sutilmente ella retiró su mano de la de Esteban ya que le tenía más miedo a Carolina que al mismísimo chamuco.

En tanto Carolina no le quitaba la mirada de encima, cuidando de que Esteban no fuera a tomar nuevamente la mano de la “amiga”, mientras circulaban a buena velocidad para dejarla en su casa y quedarse solos, al llegar Esteban se bajó a abrirle la puerta como buen caballero, y fue en ese momento en que ella aprovechó para robarle un rápido beso en la boca sin dejar de ver a los ojos a Estela, para luego decirle  burlonamente.

--No cantes victoria, a mí nadie me arrebata lo que es mío, nos vemos mañana—

Dio un portazo fuerte a la camioneta para luego alejarse de ellos a grandes zancadas que denotaban su furia interna.

Que mal se sentía Estela,  pero pensó.

--¡No!, ¡no dejaré que me arrebate el amor de Esteban!—

Reconociendo en ese momento que le volaron mil mariposas en el estómago desde la primera vez que vio a aquél desconocido, mismas que ahora aleteando  furiosas le espetaban por dentro del vientre  que:

 --Carolina no lo amaba, solo estaba encaprichada…dicen que “en la guerra y en el amor todo se vale”, veremos quién se queda con Esteban.

Él regresó a su asiento y tomándola de las manos, la miró a la profundidad de  sus pequeños ojos color miel  diciéndole:

--Quiero pasar a los helados  del parque para platicar contigo—

 Arrancó y transitaron en silencio las tres cuadras que les separaba de la nevería “Bonanza”.

Sin decir nada se bajó de la camioneta cerró asegurando su portezuela, rodeo por el frente  para ayudarle a bajar caballerosamente a la chica.

Ya sentados disfrutando de su helado fue hasta cuando  Esteban se animó a hablar,  encontrando al fin el modo de decirle:

--Lo que te quiero proponer debíamos hablarlo en privado y no te lo quise decir delante de ellos—

Y así, después del lapso de silencio entre ambos Esteban llegó a la conclusión de que no había otra mejor manera de decir  o preguntar las cosas, que como es;

De tal forma que tomándola de las manos y por sorpresa le preguntó:

--¿Quieres ser mi novia?—

 

Estela se elevó al paraíso a la vez  que  sentía que el rostro le hervía de los nervios,  la emoción, la pena, la congoja y la vergüenza juntas,  comenzando así  a tartamudear.

--Me… me has tomado por sorpresa--

No sabía que contestar, la había tomado desprevenida. Cuánto tiempo había esperado este momento, lo amaba desde hacía ya mucho tiempo y anhelaba tanto un primer beso con Esteban. Y ahora sentía las palabras atragantadas en su garganta, que sólo pudo responder ilusionada.

--Dame unos días para corrobórate, estoy muy nerviosa ahora—

No era que dudara del gran amor que sentía por él, era el temor que le tenía a Carolina, que bien sabía era vengativa y muy peligrosa.

Sin saberlo Esteban, la miró profundamente a los ojos, fue lo que a ella la embelesó del alma, y  atrayéndola hacia él suevamente sintiendo los dos latir sus corazones juntos y sintiendo al mismo tiempo que pasaba una eternidad para que sus labios se juntaran, llegó por fin ese instante anhelado por los dos el cual finalmente, pareció durar el aleteo de una mariposa que se aleja.

Terminado el beso, arrancó la camioneta para llevarla a su casa y en silencio pero emocionados y sonriendo entre si hasta con la mirada, llegaron al domicilio de la joven quien al descender de la camioneta le lanzó un beso con los dedos en el aire, despidiéndose así antes de cerrar la portezuela y marcharse a casa.

Al paso de los días consolidada la relación de noviazgo  ella se sentía la chica más feliz del universo, cuanto amaba a Esteban  y saber que era correspondida la hacía sentirse más dichosa.

Así pasaron los dos años de estudios  y estaban por graduarse, Estela se sentía triste, ya no vería diariamente a su amado como estaban acostumbrados, terminaba un feliz ciclo en sus vidas, la bella etapa primaveral, divino regalo de Dios, que tristemente muchos jóvenes no saben apreciar y aprovechar.

Una tarde en que llegaba a casa después de regresar de jugar frontón, se llevó la sorpresa de su vida al encontrar en la puerta de su casa a Carolina,  y por la cara que traía no era nada bueno. Como ave de mal agüero se dirigió a ella y sin más le espetó a la cara.

--¿Creíste haberte salido con la tuya?—

--Que ingenua eres Estela, vine a ponerte sobre aviso porque no me gusta que Esteban se esté burlando de ti— Y siguió.

 

--Anda con una empleada de un centro comercial, ya van varias veces que los veo juntos y muy acaramelados cuando ella sale de su trabajo—

--No es verdad, no te creo, eres mala y lo único que deseas es destruir nuestra relación respondió  Estela con lágrimas de coraje a punto de estallar—

Después de clavar la astilla de la duda en la “amiga” se retiró con ínfulas de grandeza, había triunfado su maldad, porque desde entonces Estela creyéndose traicionada nunca quiso saber más de Esteban. Y como ya había terminado el ciclo escolar, no había más motivos para verlo.

Aunque él no dejó de buscarla por algunos años, ella se negaba a escucharlo.

Hasta que se marchó a seguir sus estudios a la capital olvidándose por algunos años de él.

 

A veces los fines de semana se iba a visitar a sus padres quienes vivían  a unas horas de donde estudiaba la carrera de medicina. Al llegar a su destino de dirigía  a  la salida  de la central de autobuses cuando de pronto  escuchó una voz  que la llamaba por su nombre.

--¡Estela!, ¿pero si eres tú?, como ha pasado el tiempo amiga.

Se trataba de Camila, una compañera de la academia.

Después de abrazarse  acordaron ir a tomar un café ahí cerca de la central, había muchas cosas que recordar, pero había mucha prisa y se despidieron.

 

Días después ya en la cafetería acordada, contentas de verse platicaron y recordaron momentos hasta que Camila con un tono más confidencial inició el tema.

 

--¿Recuerdas a Pedro?--

--Como olvidarlo, respondió Estela, y ella misma continuo: Era muy amigo de Leonardo y de Esteban, como dicen por ahí, eran “uña y mugre”.

De inmediato Camila se dio cuenta del tono molesto de su voz y trato de suavizar y ubicar las cosas en su lugar diciendo.

--¿Sabes amiga?, sin duda Dios, ha propiciado este encuentro  porque tienes que enterarte de algo que te concierne—

Estela se quedó callada esperando que la amiga le revelara ese algo que le intrigó enormemente.

--Después de que salimos de la academia me encontré a Carolina--

 --¿La recuerdas?--

¿Cómo olvidarla?, fue gracias a ella que me enteré que Esteban me ponía el cuerno.

El rostro de Camila se transformó en una mueca de molestia.

--Pero que ilusa eres Estela, ella te mintió, Esteban no ha dejado de amarte ni un minuto, fuiste, y sigues siendo el gran amor de su vida, ¿comprendes?--

Por un buen rato Estela no pronunció palabra, se quedó viendo fijamente a la nada, como queriendo retroceder el tiempo y sobretodo tratando de comprender lo que Camila le relataba.

 

--Si me permites te contaré lo que ella misma me confió, y sinceramente su maldad no tiene límite—

 

--Ella te hizo creer que Esteban te engañaba con una empleada de un centro comercial, ¿cierto?, esa joven era la novia de Pedro con la cual se casó, y viven felices hasta ahora y muy enamorados. Pero, recuerdas que Pedro siempre fue muy tímido y aunque Esteban también pero,  siempre le sirvió de correveidile—

--No puedo creer que exista tanta maldad en Carolina, se salió con la suya—

Furiosa respondió Estela.

Pero si bien recuerdas Carolina siempre estuvo encaprichada con Esteban y más al saber que él estaba de verdad enamorado de ti, ella planeó todo para separarlos hasta que lo consiguió.

Ambas guardaron silencio por largo rato, en  tanto Estela no dejaba de sollozar,

--Que tonta fui al creer en las patrañas de esa malvada--, musitó.

--Por cierto--, dijo Camila, sacando de su bolso una vieja y casi amarillenta carta

 ---esto me lo entregó Esteban hace tiempo y me pidió que te la entregara personalmente, pero, fui a buscarte y tus padres me dijeron que vivías en Saltillo, ¿ves porque me urgía verte?--

Apresurada y nerviosa Estela rompió el sobre, y al leerlo detenidamente de nuevo  soltó el llanto. Eran unas cuantas líneas que Esteban le había escrito y que decían así.

“Fuiste mi primer amor y nunca te olvidaré, y si algún día llegas a leer esta misiva, sabe que te estaré esperando”… Tuyo Esteban.

----“¿Cómo es posible que un sentimiento tan noble y puro pueda ser el alimento necesario  para hacer tanto daño?”—Pensó.

La maldad de Carolina los había separado para siempre y hoy ella tenía la esperanza de encontrarlo nuevamente porque lo amaba más que nunca en la vida.

 

Fin,

Parte 1

 

Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.

Imagen tomada de Google.

Derecho de autor 1204100589178

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Comentario

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PLUMA MARFIL
Comentario de Ma. Gloria Carreón Zapata el junio 11, 2020 a las 10:47pm

Hola querida amiga Maria Beatriz Vicéntelo Cayo, que gusto encontrarte por este maravilloso Portal, gracias por el gran apoyo brindado a la lectura, te abrazo desde México, buenas noches.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el junio 11, 2020 a las 6:12pm

Es una historia muy bonita, de adolescentes cuando se enamoran de una misma persona.  Los celos siempre surgen a quien no es favorecida con el amor  de quien se espera!!  Las reacciones ya dependen de la formación de la persona; y vemos en este caso,  que la reacción no fue nada buena, porque recurrió a la intriga y mentira.

Felizmente que Estela ya se enteró, veamos que sigue en la segunda parte!

Gracias Glorita, feliz de verte en la Ome, recibe mi más cariñoso abrazo y seguimos...

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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