Capítulo I
Salió de su casa tempranito en la mañana como era su costumbre, no obstante, ya no era necesario pues había dejado de trabajar. No recordaba con certeza si habían pasado dos, tres o tal vez cinco años desde que el nefasto suceso interrumpió su delicada y secreta ocupación. De solo pensarlo, recibía unas ganas locas de gritar, pero se contenía, era un hombre que sabía guardar en su interior aquella ingrata vivencia, de la cual no fue culpable, y se le acreditó la culpa por ser como era: callado, juicioso, ajeno a las discusiones... sufrió solo el fallo dictaminado, más de uno de sus colegas, sabiendo la verdad, callaron por miedo a perder sus puestos.
Era un amanecer agradable, lo tomó como una invitación y empezó su caminata... deseaba reunir fuerzas, llenar sus baterías; el día era propicio para encontrarse con su amigo de toda la vida, aquél que desde la infancia había sido su confidente.
Decidió cambiar de recorrido y no cruzar la placita del barrio para ir a la cafetería de siempre; ya había tomado un desayuno frugal preparado por María, su empleada doméstica.
A Julio le encantaba aspirar el aroma que se desprendía de los arbustos, en proximidad de la primavera, pero esta vez tenía otro propósito: encontrarse con Ariel. Necesitaba hacer algo para descargar las tensiones acumuladas en esos años de haberse mordido la lengua, y su amigo era profesor de Kick Boxing.
Ariel confiaba en él y sabía que alguien tan responsable y meticuloso como Julio no pudo haber cometido semejante error en la entrega de los sobres. Sus pesquisas como investigador privado habían arrojado óptimos resultados; su trabajo era considerado impecable y de primer nivel.
Era factible que algún envidioso de su exitosa carrera haya querido perjudicarlo intercambiando a sus espaldas los sobres que contenían los datos de dos investigaciones diferentes, y ello trajo como consecuencia una muerte y la ruptura de un matrimonio feliz.
El encuentro fue en la casa-oficina de su amigo. Luego de los saludos acostumbrados, Julio escuchó hasta los mínimos detalles el resultado de la pesquisa que, como le fue anticipado por teléfono, confirmaba el preparado complot del que había sido acreedor.
-¿Qué me aconsejas?, preguntó, no obstante, sabía la respuesta que escucharía.
-No soy de dar consejos, está fuera de mis límites, lamento… pero lo que sí considero en forma urgente es que dejes de preocuparte, y esto lo digo ya como amigo. – le respondió Ariel.
-Te escucho y no termino de comprender; me relatas en forma clara y concisa que fui víctima de un maquiavélico plan para “limpiarme”, es decir sacarme del medio, en la jerga del servicio. Mi colega de equipo, Mauricio, murió atropellado y no se encontró al causante del macabro accidente, aunque trascendió en los medios periodísticos que fue un delito premeditado, sin dar cuenta ni detalles sobre la ocupación de la víctima. Además, está lo de mi matrimonio con Elena, que tuvo un final inesperado luego de cinco años, pues quedé considerado como un traidor, falto de escrúpulos, que vendí mi reputación por la vil moneda…y por si esto fuera poco… tú, mi mejor amigo, ¿me dices que no debo preocuparme? – continuó diciendo Julio, desconcertado ante lo expresado por el otro.
-Tranquilízate, amigo, reserva esa energía para poner en marcha el plan que tengo en mente. Estuve investigando durante mucho tiempo sobre lo acontecido hace cinco años; evité comentártelo para no generarte falsas expectativas, pero ahora que poseo pruebas suficientes para esclarecer el caso es hora de reabrirlo – explicó Ariel, dejando aún más sorprendido a Julio.
-Creí que quien tenía habilidad como investigador privado era yo y que tu ocupación era ayudar a la gente a mantenerse en forma y a capacitarse en la defensa personal. A propósito de eso, pensaba requerir tus servicios como preparador físico y, a la vez, disponer de tu gimnasio para descargar tensiones. – concluyó Julio.
-No hay problema, Julio, una cosa no invalida la otra. Las puertas de mi gimnasio están abiertas para ti, claro que no seré yo quien te prepare físicamente… en estos momentos me dedico a otros menesteres; contraté personal idóneo en la materia, ya verás... Y ahora solicitaré a Ofelia, mi asistente, que nos prepare algo para picar. Mientras tanto ponte cómodo, si lo prefieres recuéstate en el sofá que está frente al televisor. Apenas nos haya traído el refrigerio le pediré que no me pase llamados y se abstenga de molestarnos por ningún motivo. Tuve la precaución de hacer revestir las paredes y la puerta de esta oficina con material aislante de sonidos, de modo que nadie se enterará de lo que tengo para mostrarte – siguió explicando Ariel, que cada vez desconcertaba más a su amigo
-Me tienes sumamente intrigado; estoy en ascuas… habla de una vez ¿De qué se trata ese plan? – se apuró a decir Julio, que no podía disimular su ansiedad
Ofelia ingresó con una bandeja conteniendo una jarra llena de clericó, dos vasos altos y platillos con ingredientes, los que depositó sobre una mesa ratona. Luego de escuchar las recomendaciones de su jefe, hizo una leve inclinación de cabeza en señal de haber comprendido y se retiró.
A continuación, Ariel se dirigió hacia la pared ubicada detrás de su escritorio y apoyó su mano derecha sobre el marco de un cuadro allí colgado. De inmediato éste se deslizó hacia la izquierda, dejando boquiabierto a Julio.
Detrás de esa pintura había una caja fuerte, que Ariel procedió a abrir digitando los números de la clave secreta sobre un diminuto teclado.
El profesor de Kick Boxing tomó algo de allí adentro y luego dijo:
-Este video estaba en posesión de Karina, la hermana de Mauricio. Él sospechaba que atentarían contra su vida y tomó la precaución de dejar una grabación donde explica quiénes estuvieron detrás del cambio de sobres que originó tu despido. Me costó mucho convencerla de que me lo entregue, ella tuvo mucho miedo de dárselo a la policía. Días después se tomó un avión y se fue del país para no regresar.
Ariel colocó el video en el DVD y ambos hicieron silencio para poner atención a las palabras del difunto Mauricio.
La voz pausada -casi monótona de su fiel colega, que tanto extrañaba- llenó la sala; al escucharla no pudo dejar de estremecerse, le traía a la memoria recuerdos y vivencias de quien ahora relataba con mínimos detalles cómo fue desarrollado el que podría catalogarse como fabuloso ardid: cambio de sobres. Todo fue calculado: la hora de la entrega, el lugar, y hasta el día propicio… la mente analítica de Celestina, la “number one” de la organización, la convirtió en la encargada de poner en marcha la maniobra.
Mientras escuchaba, Julio no creía lo que resonaba en sus oídos… al terminar la grabación quedó exhausto, no atinó a decir palabra alguna, aquello era enigmático e incoherente.
Ariel comprendió la situación creada; en un primer momento temió que su actitud fuera equivocada, aquella revelación fue un golpe demasiado bajo, apreciaba a su amigo y le preocupaba su posible reacción.
-Lamento haberte puesto frente a las evidencias, aquello ya pasó, apóyate en mí… sabes que estoy de tu lado, vive el presente, todo fue una vil tramoya, la vida continua… ¿me escuchas?
Pero tales frases quedaron flotando en el aire… Julio parecía poseído por una fuerza interior incontrolable y salió como un bólido de la casa de su amigo, sin siquiera despedirse… subió a su coche y partió con dirección desconocida.
Según lo expresado por Mauricio en el video, se había tratado de un complot entre Celestina -que fuera la primera esposa de Julio- y Gonzalo, uno de los detectives privados del mismo estudio donde trabajaban él y Julio.
Celestina nunca perdonó que su marido se divorciara de ella para casarse con Elena y buscó durante años la manera de vengarse de él, hasta que se le ocurrió que Gonzalo podría ser un buen medio para lograr su cometido.
Este último no necesitó demasiados argumentos para decidirse a ayudar a la dama, pues Julio le había arrebatado los mejores casos de investigación merced a su brillante desempeño en el estudio, motivo por el cual debieron contratar a un detective novato para que le ayudara a cubrir la creciente demanda.
Así fue como Mauricio se incorporó a la empresa y desde entonces se convirtió en su inseparable compañero. Él y Julio siempre estaban tan concentrados en su tarea que no advirtieron la maniobra que se estaba gestando a sus espaldas.
CONTINUARÁ
|||||||||||||||||||
Autores
Laura Camus (Argentina)
Beto Brom (Israel)
////
*Registrado/Safecreative N°1804206623532
*Imagen de la Web c/texto anexado
Comentario
Queridos colegas de la pluma... VILMA, CARMEN, BENJAMÍN,...
los estamos esperando en la continuación...
Laura-Beto
¡Intrigante relato, Laura y Beto, la madeja se va desenredando; espero el final!
BETO: ME TIENES EN ASCUAS. ESPERO EL DESENLACE COMO AL PAVO DE NAVIDAD.
GRACIAS, AMIGO.
VILMA LILIA
Laura y Beto, excelente narrativa, atrapa, interesante tema, espero la continuación, bendiciones de luz, Amaralis
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2024 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME