Esta es la abeja: Zumba en el fruto elegido
Esta vez es mi padre: Me espera en Vigo
(frente a los humanos debe transcurrir
y hacerme señas)
he aquí a mi reina que tiene el tamaño del aire
y cuya piel y tacto son el tiempo
desde el cerro del Ávila
y una ardilla de alquimia
Y este que soy yo: blanco y anciano en mi libro.
Me hace señales un abeja
como para que yo le entienda
su mensaje; es una abeja inquieta
como todas las abejas,
pero, en este caso,
se trata de un mensaje especial
que no logro entender.
Muchas horas pasé sin conocer
el misterio que la abeja
quería rebelarme,
hasta que, por fin,
di con la miel y era eso
lo que la abeja quería
que gozara.
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