Un Domingo campesino.
Era domingo, el Lencho se bañó después de varios díyas, pues casi siempre se baña el diya de plaza, se mocha el bigote y se cambeya ropa, parir a la plaza a vender el máish,los frijoles y de paso se queda con los cheros dominguianduenla cantina echándose sus tapirulazos para divagar la probreza y la tristeza causadas por lo poco que gana y lodesta pandemia quia empiorado la situación y las obligaciones que lo tienen atosigado, pué tiene que pagar el arquiler de las tareyas onde siembra la milpa. Sale rayadito con el pisto, ya ni para comprar caites nuevos lialcanza, contimenos pa' comprarme unos calzones nuevos a yo, y pior pa' los cipotes ya andan las patas todas reventadas de los trompezones que se dan en las piegras cuando van a trer agua al riyo. Perueso poco limporta, porque en echándose los tapirulazos ansinesta bien arrecho parel. Pero eso nues lo que quiero palabriarles, ansina que no se devolvió temprano, agarró zumba hasta bienentrado el diya, y subió la cuesta ya poniéndose el sol, casi, casi aloración, se fue cayendo la noche y el Lencho no regresaba y Yo, pensando quesos de los planes de contención luabían apresado y seluabiyan llevado a alguno desos albergues que les mientan, pensé para mis adentros... Tagueno por dundo, por birriondo y chichipate, que lo guarden, tal vez así se le quita lo borracho y querendón. Pero no, ya casi eran las docela noche cuando mestaba ponponianduel zaguán, pa'que le soltarelmecate, que ayo, le pogo cuanduelnostá, por que poray andan unos babosos malintencionados y me pueden venir a fregar. Pues ansina, comolesiba contando, veniya el Lencho, todo cherche y conel juelgo bienacelerado. Adió, quetraís —Le pregunté algo encachimbada yo también por que creíba que conalguna su vieja siabía quedado - porque, no creíban el Lencho, cuando se baña se mira bien galanotelbaboso. Me respondió todo tembloroso y aguitado, nombe, Juana, si me salió la siguanaba, hayá por el palo diujushte, endebajituelasombra, menganchó, porque estaba retechula, bien arrechita la condenada, y a yo, bien alebrestado me dije, ¡yaliciste Lenchojó! sobádome los mostachos, cuando enderrepente quela volteyo a mirar estaba feya y se tiraba unas carcajias, y salió pegandose unos carcajios y unosalaridos, esfumándose comoalma queyebeldiablo porunos guatales, y a yo... ¿quecres? Quenel merito momento se me jué la sirindanga que tráiba, y por tantito y me churrusqueyo en los pantalones, Se me durmieron las patas, me puse todo tetuntudo y las patas tiesas, tiesas comoqueran patas de palo, ansina merito como cuando batuelbarro para jacer los lagrillos y no melas enjuago. Por vida quesa babosa si se paseyó en toda mialma. Porvida que no vuelvo a ponerme a sirindanga niandar de tunante y me regreso tempranito pa'que nome salgotravez, porestas que te lo juro, no vuelvo a andar de chichipate no de tunante, me dijuel Lencho, mientras que cruzaba los dedos haciendo la jeñal dela cruz y se la sobaba por los labios secos y cherches que traiva.
Ronah.
D.Reservados El Salvador.
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Extraordinario relato enriquecido de lo popular y las costumbres.
La felicito, Rosa Melia.
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