PEDACITO DE CIELO
Ella era un pedacito de cielo
clavado en mi corazón.
Una estrella que iluminaba mi cuerpo
y ardía en mi corazón.
Cuando estaba con ella se detenía
el tiempo y perdía la razón.
Su cuerpo era un viñedo
que libaba cada noche
lleno de emoción.
Después de tomar
de su cuerpo buen vino
una noche sin despedirse
se fue de mi camino.
Al amanecer la encontré
muerta en el estero,
su cuerpo parecía espuma
y sus ojos dos grandes luceros.
Jamás olvidaré aquellas madrugadas,
cuando cabalgaba sobre mi cuerpo
como una potra desbocada.
RENÉ CRUZ MAYORGA
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