En Tlatelolco y sus calles enlutadas
pasan lista a nuestros muertos,
trazan líneas, nombres, consignas,
casos archivados y bandera a media asta
ondean sobre nubes impasibles,
porque ellos tienen los fusiles
nosotros lágrimas y rosas de fuego
como garras prendidas en los ojos.
Nos destazan la memoria,
nadie viene del monte de Sinaí,
nadie grita palabras sagradas
respiramos miserias, condenados
por mil voces de nuestra lengua,
sollozamos mientras nace el maíz,
y volvemos a creer en algún dios
para después ser arrojado a la tierra.
El miedo se derrama en la sangre
se instala con sus órbitas amarillas,
trae herencia de carne arcaica.
trae nuestra antigua historia.
Permanecemos solos en el bosque,
chacales han devorado lunas
la fuerza de los hombres se crispa,
los volcanes ya no cobijan estrellas
sembraron catedrales, cayeron ídolos.
Cayeron los cielos, nacieron peces
dice la lengua de los nahoas
atonatiuh escupió
y hubo vida en el sol de agua
El cerro de Magoní se diluye
Sobre piedras y magueyes
pintamos nuestra historia.
AUTOR: MARTHA MIRANDA (MÈXICO)
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Hermoso poema, muy crítico y reivindicativo, como ha de ser todo poema social que se precie. Felicitaciones. Saludos.
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