LA MANO DEL AHOGADO
Caía lento el crepúsculo en aquél lago. Era hora de retirarse pero un pez, después de tanta espera habia mordido el anzuelo y estaba que se retorcía para desprenderse de la caña de pescar. Manuel se paró y tiraba del hilo de pescar con fuerza. Al parecer era un pez grande.
- ¡Oh qué bien, al fin tendré un buen pescado para el desayuno! Siguió tirando la caña hacia atrás, tensandose en arco; cuando estando en esa tarea, un poco más atrás de donde se retorcía el pez se alzaba una mano como pidiendo ayuda. Agudizó la vista, ya estaba más oscuro
¡Si, era una mano! ¡Oh Dios alguien se está ahogando!
Soltó la caña de pescar y corrió presto a buscar algo para sacar a la persona que al parecer estaba en tremendo problema. No estaba muy lejos, buscó una rama, se quitó la ropa y zapatos y echó a nadar directo a donde había visto la mano que movía la muñeca y dedos en forma desesperada.
Nadó lo más rápido que pudo; y, cuando al fin llegó grito: ¡Coja la rama,que yo lo jalo! ¡Coja la rama! Ahí se la mando! Y estiró la rama que era más o menos gruesa y medía algo asi como ochenta centímetros
Al parecer no lo había escuchado. O tal vez, ya no podía oírlo por lo tanto no podía emerger; la mano era lo único visible de un cuerpo que se estaba hundiendo. ¡Ay Dios! Braceó a toda prisa; estando ya cerca, se zambulló y por debajo del agua, trató de sacar lo que él creía que era un cuerpo.
Pero, cuando emergió a la superficie ya cogiendo el antebrazo, casi se muere de espanto. ¡Solo era un brazo sin cuerpo! Quedó petrificado por un instante, en ese único instante alcanzó a ver, que la mano tenía un anillo con un pequeño brillante. ¡Horror! ¡Un hombre que han mutilado!
Sintió una paralización total en medio del agua, le faltaba la respiración y tuvo ganas de vomitar. Inmediatamente como si el diablo lo estuviera siguiendo, con el corazón que parecía iba a reventar, giró en redondo tomando con fuerza aire; y como alma que lleva el viento nadó, nadó y nadó como un demente náufrago hacia la costa.
Llegó a las orillas y de tanto esfuerzo se tiró en la arena impresionadísimo con aquella imagen que le daba vueltas como un trompo por la cabeza
. ¡Dios qué fue eso?! ¡Un brazo solo, un hombre sin brazo! Le han cortado el brazo a un hombre! ¡Tengo que avisar a la policía!... ¡Si tengo que hacerlo inmediatamente! Pero entonces sino tenía cuerpo ¿Cómo era que movía mano y dedos pidiendo auxilio? Eso quería decir, que por debajo del ras del agua en el momento que desesperado llamaba, alguien estaba tajando el brazo ¡Oh que salvajismo! Claro, eso ha sido por debajo de la superficie, un buzo? un tiburón? él no vio a nadie Además ahí no habían tiburones!
Se calzó a la apurada los zapatos, poniéndose a la vez la ropa y sin coger su caña de pescar ni abrocharse los botones de la camisa, corrió despavorido por el arenal hasta llegar al pueblo, donde llegó gritando: ¡Un muerto, un muerto, policía, policía un muerto en el lago!
Al día siguiente, la policía recién rescató el cadáver. Manuel pálido pero más calmado vio como arrastraron al muerto a las orillas. El policía lo mira y le dice: Señor, dijo usted que había visto solo el brazo de este hombre?
. Efectivamente; y el brazo suelto, tiene un anillo con un pequeño brillante en el dedo de la mano.
- Señor, este hombre tiene sus dos brazos bien pegados y es cierto, tiene un anillo con brillante en la mano derecha, pero ni es manco ni le han cercenado ninguna extremidad! ¡No se burle usted de la autoridad!
- ¡¿Cómo?!
Esta vez Manuel tragó saliva, sin entender absolutamente nada; y, se acercó mucho más acuclillándose al lado del ahogado.
Ciertamente, ahí estaba el cadáver con sus dos brazos unidos al tórax; y, en la mano derecha un anillo con brillante, el mismo que él había visto cuando trató de salvarlo mientras el crepúsculo tendía su manto.
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Beatriz Vicentelo
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