EPÍSTOLA A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

[Eladio]

EPÍSTOLA A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Desde Boberio, el mundo imaginario donde construí mi covacha de sueños para sentirme a gusto, recuerdo, admirado poeta, andaluz universal cansado de su nombre, que tal día como hoy 20 de mayo de 2020, hace sesenta y dos años, se produjo tu muerte física en San Juan, Puerto Rico, la tierra natal de tu amada Zenobia que escogiste para huir, como muchos otros españoles, de la barbarie de Francisco Franco, el sanguinario tirano que se creyó caudillo por la gracia de Dios.
Estoy seguro a que tu llegada al cielo te esperaban con un coro de ángeles Zenobia y Platero el burriquillo “pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos” con el que recorriste las calles de tu Moguer, que al morir enterraste en Fuentepiña, que yo conocí, como también tu tumba en el cementerio moguereño.
No soy capaz, Juan Ramón, nombre con el cual honré a uno de mis hijos, de imaginar, por lo increíble, hermoso y sublime ese encuentro con Zenobia y Platero, todos felices en la celeste morada, donde no existen ni el tiempo ni el espacio.
Yo estuve en tu Moguer natal cuando se celebró el primer centenario de tu nacimiento, y mucho antes.
Doble eternidad, poeta, la primera sobre la frágil humanidad de Platero que trascendió Moguer hasta llegar a los confines de la tierra, en diferentes idiomas, la segunda, eta vez definitiva, el 29 de mayo de 1958.
No estuviste en Venezuela, como millares de compatriotas tuyos víctimas de la guerra civil, pero sí tu obra toda, y cuando eras un desconocido publicaste poemas en la revista El Cojo Ilustrado. Y ya famoso, escribiste en el diario El Nacional, desaparecido en formato papel por la narcodictadura que padece Venezuela pero en circulación digital, gracias al Internet que tú no conociste.
¡Cuánto me he nutrido de Platero y yo, el único de tus libros al que nunca le cambiaste, por prodigioso, ni un punto ni una, y dedicaste a Aguedilla la pobre loca de la calle del Sol que te mandaba moras y claveles.

[Maria Mamihega]

Muchas gracias por este bonito y gran aporte Eliseo, un abrazo.