CUANDO EL OFICIO ES DIVINO

[Rafael Mérida Cruz-Lascano]

OFICIO DIVINO, I.

MAITINES, 03 am.

Buriema meridiana

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Abriendo los dos ojos a siete ángeles veo

dejé el letargo profundo

busco de amor regalo, despierto aún no creo

por mi alma espíritu inmundo.

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Divisar luz divina que siempre más deseo

TE Alabo vivo Señor.

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Visual y esta primera hora

quiere este hijo que te adora

sentir presencia de amor.

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OFICIO DIVINO, II.

LAUDES, 06 am.

Buriema meridiana.

“Oración de la mañana” 

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Un sonrosado sol, ilumina mi aurora

fuego en mi corazón llena

proclamo mi alabanza por quién en mi alma mora

 ya me queda ilusión buena.

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Aclamamos vítores, cenáculo enamora

encontramos el camino

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Afable escucho su voz

igual mi rezo es por vos,

ante Dios padre me inclino.

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OFICIO DIVINO, III.

TERCIA, 09 am.

Buriema meridiana.

“Oración de Media mañana” (Tercera Hora, alrededor de las 9 a.m.)

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Huele, siento el olfato de mi alma penitente

fuerte el incienso, percibo

ingrato pensamiento dejo inmediatamente

sin dudar, me lo prohíbo.

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Conclusión, aporía, que inquieta al penitente

olor, seña espiritual,

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Armonizando sentidos

incensando mis latidos

mi neurociencia total.

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OFICIO DIVINO, IV.

NONA, 15 horas (15 horas) 03 pm.

Buriema meridiana.

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Rebosen mis pulmones de fuerza espiritual

mi propósito divino

que penetra mi vena forma el pan habitual

ante el Cordero me inclino.

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Trinitario cuerpo, teología especial

El Mesías prometido.

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Dios, aire, luz, sol, cual helio

complementa el evangelio

para ti soy convertido.

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OFICIO DIVINO, V.

SEXTA, 15 horas   03 pm.

Buriema meridiana.

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Que ilumines mis pies, triste es lo que mendigo

 flama alivia mi tormento

Tú conoces mis miedos, soy mi propio enemigo

Lo que intento.

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Paciente, quieto, sereno, en tu amor me amadrigo

me revelas el secreto

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Padre sé que no merezco,

con y por ti, no perezco

JESUS DICE LO PROMETO.

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OFICIO DIVINO, VI.

VISPERAS, 18 horas… 06 pm.

Buriema meridiana.

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Mis manos hacia el cielo con honda fe rogando

palpa al Verbo gran profeta

es el Mesías, Jesús vivo, que preguntando

pan y vino su faceta

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Juntas al cielo, manos en latría igualando

su mano forma universo

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Sabe el alma a dónde iría

consagra en eucaristía,

queda el espíritu inmerso

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OFICIO DIVINO, VII.

COMPLETAS, (Al acostarse) 09 pm.

Buriema meridiana

 

Ho Señor mi protector, te ofrezco mi descanso

pues me siento bendecido

rogando tu justicia con psíquico remanso

MARÍA lo ha prometido

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Completo me consagro, con mi cuerpo yo transo,

de ofrenda, acepto tiniebla.

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Mi alma dice que se expila

conceder noche tranquila

mi vista, orando se niebla.

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Gesto de humildad: Cuando alzamos nuestras manos, reconocemos, grandeza, poder, y amor.

 

OFICIO DIVINO, VIII.

(A cualquier hora) 

Buriema meridiana

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Doy gracias a toda hora que ilumina el camino

OFICIO, del cielo viene.

Durante todo día, con poema me inclino.

DIVINO ascético tiene.

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Expreso mi sentimiento, como bardo obstino.

Escribiendo todo el día.

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Al ser superior yo sigo.

Un limpio estro le mendigo.

Cantando el Ave María

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Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano
“Hombre de Maíz 2009”
Guatemala, C. A.

 

Para el poeta, sin importar su credo, elevar amor, al amor de los amores, en inspirarse dialogando consigo mismo y que mejor si tiene como oficio escribir con palabras que le nacen en lo divino de su creación.

 

 

“CUANDO EL OFICIO ES DIVINO” El vaticano tiene un conjunto de oraciones “Las horas canónicas” que se celebran en la Liturgia de las Horas, también conocida como Oficio Divino, (opus Dei) y que están articuladas en torno a los momentos del día.  El diálogo siempre se lleva en presencia de Dios y utilizando las palabras y la sabiduría de Dios. No debe maravillamos que el libro mismo, llamado en otro tiempo Breviario, fue adaptado a formas muy diversas, que afectaban veces a puntos esenciales de su estructura, la nueva versión del Salterio, preparada por el pontificio Instituto bíblico, pudiera usarse tanto en la recitación privada como en la pública; y, constituida en el año 1947

A veces el diálogo es entre la Iglesia o el alma individual y Dios;

a veces es un diálogo entre los miembros de la Iglesia y

a veces es incluso entre la Iglesia y el inspirado mundo con «aquel suave y vivo conocimiento de la sagrada Escritura» en literatura.