YUNQUES INCLEMENTES
Amaneció émulo, con la pluma en tirabuzón
y concurro hacia un mundo entre vuelo y miedo.
Se ausentan las presencias y tan solo tú, pluma,
me acompañas para levantar cometas en horas de virtud.
La del poeta que huye de cenáculos
porque no es mi sangre…
Esquiva y solitaria vuelvo al camino
donde las criaturas desprovistas llaman mi atención
para apoyar mi amor en los patios.
Sois el dolor de los yunques inclementes
presas de olvido y queda el día viudo
por tantos plumajes dominando la frente.
Fundada en mí, izo la sierpe que me da cada mañana
por la fuerza del pueblo, el que soy…
con cencerro en la voz…dispuesto a ser guitarra,
con notas de amor, poeta, alejada de gloria, y
cosecha de gigantes entre grandes cenáculos
Carmen Sánchez Cintas
10/11/2016
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