VERGELES Y TEMPESTADES

[Orlando Ordóñez Santos]

DÉCADA 20, NUEVAMENTE SIENTO EL COSQUILLAR DE ROCINANTE:

 

VERGELES Y TEMPESTADES

 

Culpable no es la noche

ni sus sombras para sentir

negra hondura dentro los ojos

del mismo planeta donde abrazo

a la luna, luna, recién Nueva.

 

Ella de brazos con la melodía

a lentitud pasa y pasa arrastrando

grano a grano las montañas carcomidas,

así como el caudal impetuoso, el río

hacia las honduras, resignado me voy.

 

Qué sabe ni siente el torbellino

de audaz tormenta del suspiro inmenso

dentro del universo a la deriva de su viaje,

a veces se torna furioso; ciclones

se nombran, para mejor arrasar todo.

 

Algunas  veces el cansancio humano

te lleva a rastras a meditar

sobre escombros, cómo pudo suceder

tanta calamidad; ayer verde, hoy:

detonado la pólvora, escoria y polvareda.

 

Sobre toda adversidad se levanta

minúscula, blanquecina como el granizo;

piedra de los tormentos derribado para

ser agua redentora de mundos;  así te llevo

entre ocasos y vergeles de jazmines y madreselvas.

 

Orlando Ordóñez Santos

Derechos Reservados – Imagen de la Red.

[Delia Pilar]

Precioso y profundo poema, enalteciendo fenómenos naturales en analogía de otros fenómenos más humanos y que nos competen a todos en mayor o menor medida.

Felicitaciones, Orlando.

[Maria Beatriz Vicentelo Cayo]

Culpable no es la noche

ni sus sombras para sentir

negra hondura dentro los ojos

del mismo planeta donde abrazo

a la luna, luna, recién Nueva.

Aquí estás hablando del Planeta no?  

Ella de brazos con la melodía

a lentitud pasa y pasa arrastrando

grano a grano las montañas carcomidas,

así como el caudal impetuoso, el río

hacia las honduras, resignado me voy.

 

En la segunda estrofa dices  "ella"  entonces estás hablando de la luna porque el planeta es masculino.  Yo veo que es un poema hermoso, pero veo un poquito de confusión en imagen por  el género gramatical.  

Muchas gracias mi buen amigo,  un departir interesante!

Feliz Año 2020!!

 

[Levy Ronny Benlabrat]

Todos hemos sido el caballo Rocinante de Don Quijote, una vez lleno de vida, alto y sano, y más tarde un montón de piel y huesos....
En cualquier caso, tarde o temparano, se nos esfuma la existencia, nos vamos resignados a otra esfera desconocida. Toda nuestra vida no la pasamos entre dulces vergeles y amargas tempestades, entre sombras y luces, buenas y tristes melodías, andamos en fantásticas y hermosas playas y también en caudales impetuosos.
Gracias por estos profundos versos que nos lleva hasta azorantes meditaciones.
Ronny