Ayer visité nuestro pueblo, al pasar por el colegio Hispano Americano, sin poderlo evitar a mi mente enamorada acudieron los recuerdos de aquel ayer en que el verano nos brindó su esencia y floreció el sentimiento del amor en mi corazón de niña. Cerré mis ojos y pude vislumbrar tu elevada y estilizada imagen adorada que bien se apresuraba a tomar la clase. En tanto yo dejaba de teclear aquella vieja máquina en la materia de taquimecanografía para observar tu mirada de joven intelectual, y al pasar junto a mí no podías evitar mirarme de soslayo, e inclinabas la cabeza en señal de saludo, entonces la sonrisa afloraba de tus labios, tumulto de sensaciones se agolpaban en mi alma dándome cuenta que no te era indiferente y mi corazón comenzaba a latir a mil por hora.
Recuerdo como te sentabas hasta la última fila, veía como torpemente sacabas tu cuaderno para tomar nota y desde allá podía sentir tu mirada insistente clavada en mi persona, Entonces me ganaban los nervios queriendo huir, pero, era imposible porque desde ese mismo instante quedé atrapada en tu profunda mirada que silenciosa me gritaba que tú también me amabas.
Nuestras almas se abrazaban, se hablaban silenciosamente por medio de nuestras cautas miradas, no había necesidad de pronunciar palabra alguna.
Ansiosa esperaba la salida para poder escuchar tu voz ofreciéndote a llevarme de regreso a casa. Con sigilo me gustaba contemplar tus largas manos que al volante temblaban como palomas asustadas queriendo volar y atrapar las mías. Callados sin saber que decir viajábamos deseando eternizar el momento. Al llegar a casa como buen caballero te apurabas a abrirme la puerta y con un hasta mañana nos despedíamos ansiando que aclarara el nuevo día para volver a comenzar nuevamente la gran hazaña de volver a soñar el sueño del amor.
Soñando que soñaba me quedé dormida
en mi ensueño pude vislumbrar nuestro colegio
donde nos conocimos, ¡que privilegio!
Sentir el alma a tu alma totalmente asida.
Nuestras ánimas calladas se amaban
se acariciaban en cada encuentro
se besaban desde muy adentro
y al cariño silenciosas alegres cantaban.
Todo lo decían nuestras miradas,
de vocablos no hubo necesidad
había en el sentimiento equidad
Iban ya de sensibilidad aladas.
Más fuerte que la adoración fue el temor
debido a las costumbres de antaño
temerosos a algún castigo o regaño
elegimos ser verdugos de nuestro propio amor.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Comentario
Maria, también soy Berdugo de apellido y estudié en el Colegio Americano de Barranquilla pero no fuí depositario de tan tímido amor... lástima.
Beto Brom... Mi escritor predilecto! Gracias querido amigo por estar, saludos cordiales.
¡UNA JOYITA LITERARIA!
Abrazotes van, amigaza
Una primera vez, un primer sentimiento, el amor ingenuo que rara vez llega a concretarse. A veces creemos que la época en que nació nos cerró los labios, pero la realidad es que ese momento de ensueño solamente lo experimentamos en la adolescencia. Después, la adultez nos lleva por distintos caminos y encontramos el amor maduro que desde ya, es muy diferente a ese amor primerizo. Felicitaciones por ese volver al tiempo de inicial felicidad.
Los recuerdos te han inspirado, querida Ma. Gloria, logrando un hermoso e inspirador trabajo, lleno de bellas metáforas.
"Nuestras ánimas calladas se amaban
se acariciaban en cada encuentro
se besaban desde muy adentro
y al cariño silenciosas alegres cantaban.
Todo lo decían nuestras miradas,
de vocablos no hubo necesidad
había en el sentimiento equidad
Iban ya de sensibilidad aladas."
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