Car𝐦𝐞𝐧 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐚𝐥𝐢𝐬 𝐕𝐞𝐠𝐚 𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐡𝐢𝐥𝐚𝐝𝐚 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐚́𝐭𝐨𝐦𝐨𝐬, 𝐚𝐟𝐞𝐜𝐭𝐨𝐬, 𝐩𝐨𝐞𝐬𝐢́𝐚, 𝐠𝐞𝐧𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐲 𝐮𝐧𝐚 𝐭𝐨𝐠𝐚 𝐜𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐚𝐮́𝐧 𝐛𝐨𝐫𝐝𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬
“La toga tiene 50 años... y después de los 50 se le descose todo a cualquiera”.
La frase, dicha con una sonrisa pícara y la naturalidad de quien se ríe con la vida y no de ella, fue el gesto espontáneo con el que la doctora Carmen Amaralis Vega Olivencia, catedrática por más de cuatro décadas en el Recinto Universitario de Mayagüez, respondió luego de que yo le dijera que su atuendo académico se le estaba descosiendo.
Me reí mucho de su ocurrencia, que tuvo lugar durante la centésima duodécima graduación de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Mayaguez (RUM), mientras saludaba con alegría a colegas y estudiantes, como lo ha hecho durante décadas. En ese momento, quiso tomarse una foto conmigo y con la doctora Rosa Delia Meléndez, directora de Prensa de la administración central de la Universidad de Puerto Rico - UPR, porque ella, al igual que a mí, le fascina documentar los instantes Foto Mariposeando (creo que ella me gana).
Sin embargo, más allá del momento jocoso de su toga, que en efecto data de 1975, cuando se graduó del doctorado en la Universidad de Florida, en mi mente quedó plasmada la palabra hilar como metáfora viviente de la profesora, quien con su carisma, pasión y energía ha dedicado su vida a hilar con ciencia, afectos, vocación y poesía, incluso cuando alguna costura se suelta.
Carmen ha hilado su trayectoria con un hilo firme, energético y apasionado por la educación. Su paso por el Colegio no solo ha dejado huellas en los experimentos de laboratorio o en la rigurosidad del método científico, también ha encendido pasiones por el saber, inspirado a generaciones de estudiantes y demostrado que la química humana es tan importante como la química de fórmulas.
Así lo recogió el colega de Prensa RUM y periodista, el doctor Javier Valentín Feliciano en una entrevista publicada en 2020, donde Carmen compartió parte de su historia con ese tono íntimo y contundente que la caracteriza. “Los estudiantes son mi vida. Yo me realizo cuando estoy con ellos, porque hay una parte de mí que se activa con ese contacto”, expresó. En ese mismo relato, evocó cómo desde joven sintió que enseñar no era una simple tarea, sino un propósito vital que asumió con entrega total. La entrevista completa puede leerse en:
https://www.uprm.edu/.../08/14/carmen-vega-primera-parte
En el 2021, su vocación por hilar esperanza se transformó en un gesto concreto de filantropía: donó parte de sus recursos personales para establecer un fondo de becas que beneficia a estudiantes del RUM. “Yo no soy millonaria, pero tengo lo que necesito. Quiero devolver un poco de lo mucho que he recibido”, afirmó entonces, con la honestidad que la define. Sobre esa iniciativa, también reseñada por Valentín Feliciano, se puede acceder aquí:
https://www.uprm.edu/.../2021/09/24/donacion-vega-olivencia
Carmen sigue activa, impartiendo clases en su querido Colegio. Su toga, aunque presenta los estragos del tiempo, representa más que un símbolo académico. Es testigo de miles de clases impartidas, de noches en vela preparando laboratorios, de preguntas respondidas con paciencia, de carreras impulsadas con entusiasmo y de puntadas nuevas que aún hoy cose con su compromiso cotidiano. También sigue presente en las ceremonias de graduación, donde desfila con orgullo maternal junto a sus estudiantes que han alcanzado sus metas. Esa misma toga doctoral, la que tantas veces la ha acompañado, suma ya medio siglo de historias tejidas con saber y humanidad.
Porque hilar no es un acto mecánico, es un gesto vital. Significa conectar una historia con otra, unir lo que parecía disperso, resistir cuando alguna costura amenaza con soltarse. En su caso, hilar es también enseñar, acompañar, transformar. Y así lo ha hecho: con rigor, con ternura, con humor, con memoria.
El RUM se honra en contar con ella como parte de su historia viva. Y quienes hemos sido tocados por su hilo invisible sabemos que no se trata de una simple metáfora, sino de una certeza: mientras haya palabra, habrá puntada. Mientras haya puntada, habrá Carmen.

Por Mariam LUdim Rosa - directora de prensa UPR-RUM
Fotos: Tomadas prestadas del fascinante Fb de Carmen Vega

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Comentario

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Comentario de Carmen Amaralis Vega Olivencia Hace 16 horas

Edith Elvira, así ha sido mi vida en estos cincuenta años como catedrática de Química en la Universidad de Puerto Rico. Amiha, gracias por leerlo, Amaralis


PLUMA ÁUREA
Comentario de Edith Elvira Colqui Rojas Hace 17 horas

Interesante

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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