Un padre excelente.

 

Estas allí,

caminando de arriba a bajo

con las manos contenidas

en el envés de las añoranzas.

Cabeza gacha,

abstraído en tus pensamientos,

revives tantas décadas indultadas,

diluidas como el sol en el agua,

cuando el mundo era natural

y las mañanas acrisoladas

bañaban tu cuerpo imberbe.

Tus ojos,

como vitrales gastados,

van derramando

los años que has vivido.

 

Estas allí,

 te veo cansado,

tu cuerpo está arrugado,

gastado y envejecido.

En la retina conservo

la altivez y gallardía,

tu simpleza y gran sabiduría,

tu piel blanca y lozana,

como ópalos de miel,

y tus caricias

que ahuyentaban los fantasmas

y los miedos

en noches ennegrecidas

por el brutal vendaval.

 

Estas allí,

te observo como siempre,

como deseando detener el tiempo

para guardar este momento

y recuperar tu figura

cuando ya

no estés presente.

Te sigo observando

orgullosa y agradecida

por haber sido bendecida,

por el Eterno omnipresente,

derramando en mi existencia

a un padre excelente.

 

 

 

 

 

 

 

Cecill Scott.

Todos los derechos reservados.

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Comentario

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Comentario de SENDA el junio 16, 2013 a las 9:56am


PLUMA MARFIL
Comentario de Carlos Eduardo LAmas Cardoso el junio 15, 2013 a las 11:10pm

Cecill,

Tu poema a tu padre es de una gran calidez. Es un eterno y amoroso agradecimiento a ese ser tan especial que te dió mucho más que la vida y que con sus palabras y acciones, te mostró un camino para transitar por esta vida.

Saludos y bendiciones!

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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