Un padre excelente.
Estas allí,
caminando de arriba a bajo
con las manos contenidas
en el envés de las añoranzas.
Cabeza gacha,
abstraído en tus pensamientos,
revives tantas décadas indultadas,
diluidas como el sol en el agua,
cuando el mundo era natural
y las mañanas acrisoladas
bañaban tu cuerpo imberbe.
Tus ojos,
como vitrales gastados,
van derramando
los años que has vivido.
Estas allí,
te veo cansado,
tu cuerpo está arrugado,
gastado y envejecido.
En la retina conservo
la altivez y gallardía,
tu simpleza y gran sabiduría,
tu piel blanca y lozana,
como ópalos de miel,
y tus caricias
que ahuyentaban los fantasmas
y los miedos
en noches ennegrecidas
por el brutal vendaval.
Estas allí,
te observo como siempre,
como deseando detener el tiempo
para guardar este momento
y recuperar tu figura
cuando ya
no estés presente.
Te sigo observando
orgullosa y agradecida
por haber sido bendecida,
por el Eterno omnipresente,
derramando en mi existencia
a un padre excelente.
Cecill Scott.
Todos los derechos reservados.
Comentario
Cecill,
Tu poema a tu padre es de una gran calidez. Es un eterno y amoroso agradecimiento a ese ser tan especial que te dió mucho más que la vida y que con sus palabras y acciones, te mostró un camino para transitar por esta vida.
Saludos y bendiciones!
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