Su amor de violetas

 

Aquella luminosa tarde,

cuando desde el insondable cielo

una luz divina,

mi anhelada alma alumbraba.

Cautivado vi,

 frente a mis oscuros ojos,

un rostro celestial,

un murmullo intimo de amor,

que se posó,

en mis esperanzados apegos,

Esa hermosa rosa blanca,

 cautivó mis viejos maderos,

mis llanuras

y mis aguardados anhelos.

Su cálida voz retumbó

entre mis profundos abismos

y su suave eco se prendió,

de mis futuros caminos

y de mis esperanzados desiertos.

Ya pasado los años,

las atractivas raíces

de su amor de leyenda

se enterraron en mis azules esteros,

 ya no hay mas frenéticas

 búsquedas,

porque su amor de violetas,

 se tatuó

eternamente en mis nuevos edenes.

 

 

Autor: Marco González Almeida

Venezuela 8 de septiembre del 2012

Derechos reservados.

 

 

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