Abrí la página, miré tu rostro,
Tu imagen, disolvíase en el tiempo
pedí prestado una mirada rosa
para mirarte a través de sus pétalos
el viento se llevaba en las cenizas
los alaridos de mi pensamiento
los colores difuminaban tu intelecto
sonrisas escarchadas y despojos
tus ojos perseguíanme en el espacio
triste vivero de peces sin destino
en la resequedad de tu mirada
vitral acuífero, ofuscación señera
cercenando el espejismo de tus ojos
cerré la página y me quedé en silencio
cerré mis ojos, miré hacia adentro
y te miré, intacta
tu imagen archivada en mi memoria,
y me quedé, mirándote, atento
en las páginas blancas de la aurora.
© Cástor A. Olivier O.
El hijo del Cisne.
Venezuela.
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