Cual mascota incondicional, echo mi apasionado corazón, por tu agraciada pasión, a tierra. Entre búsquedas secretas, busco tu hostil silencio y sólo encuentro en mi desierto, el dolor injusto, de tu arbitraria ausencia. Entre las hoscas sombras de los tercos recuerdos, van vagando mis rudas congojas y como mascota fiel¸ voy muriendo de intensas penas, por tu arbitrario y cruel destierro.
Autor: Marco González Almeida Venezuela 29 de Julio del 2012 Derechos reservados
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