El sublime decreto lo he dicho y nadie debe contradecir

menos querer pensar de distinta manera a lo establecido

porque quien sabe más que yo; sólo nuestro Creador

y eso porque yo se lo he permitido, dijo envilecido


Entonces cundió el miedo en todos los presentes;

que hasta la mirada disimulada daba mucho temor,

como si el presagio del tirano estableciera un mandato,

lejos de carecer fundamento  o poseer algún valor 

 

En el ambiente rondaba un olor medio salobre y áspero,

que se colaba hasta el tuétano de los huesos temerosos;

pero nadie decía nada ni menos comentaba, porque bien sabía

el último de los asistentes, como un  sueño se diluía


Por ahí alguien levantó la voz como diciendo presente;

pero no lo repitió,  porque de pronto  un extraño ruido

¿de donde salió?,  como fue, todos regresaron a ver

pero solo constataron como la muerte se hacía presente

 

El instinto prevaleció tratando de socavar el temor;

pero todo fue en vano, el daño se multiplicaba a raudales,

la voluntad se desleía y el tirano se reía demente,

ya obnubilado con la perturbación  de su razón 

Nelson 

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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