Que osadía la mía, querer tu amor siendo un peregrino
de esos que con un guiño saltan, brincan y regresan
a mirar, cuando pasan las féminas con el corazón adivino,
y penetrado solo hasta donde los suspiros se embelesan

En este pletórico instante, esgrimo esta real necesidad
ante la adversidad presentada; a la cual me aferro
como un condenado, no a vivir así para la posteridad,
sino en tomar la decisión y mantenerla como un hierro

Mis sentidos aplauden rugientes, por esta morbosidad
en acariciar el paisaje ofrendado al cual voy recorriendo
silente, pasivo, pero con un deseo pleno de virilidad,
acosada desde mis adentros por esta hermosa afinidad

Canto a la existencia porque al menos tengo tu esencia;
aunque sea en los confines, donde benditos querubines
aguardan un grito destemplado de mi,  pidiendo clemencia,
en esta tórrida fiebre y me permitan llegar a tus confines

Nelson 

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