Te fuiste sin siquiera despedirte,
dejando en el aire un rastro de traición,
cargado de silencios que pesan,
de
palabras que nunca llegarán.
Quizá hoy quieras volver,
cuando sientas el frío de estar sin amor,
pero dejaste heridas tan hondas
que el tiempo no podrá borrar.
Creíste ganar cuando me perdiste,
pero al final, perdiste más que yo,
pues lo que entregué fue verdadero,
y lo que recibiste, una ilusión.
Pronto sabrás del dolor que escondes,
de los abrazos falsos que ahora te consuelan.
Ellos no te amarán como lo hice,
ni mirarán más allá de tu juventud pasajera.
Porque un día se cansarán de ti,
cuando los años se reflejen en tu mirada,
y ahí, cuando estés sola y sin nadie,
recordarás lo que dejamos atrás.
El que ríe último ríe mejor, dicen,
y en mi risa no hay odio, ni rencor,
solo el consuelo de quien ama sin medida
y de quien sabe que fue amor.
Brayner Abrahan Gomez Baez
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