SILENCIO

       Cuánto tiempo había tardado para poder acallar aquél ruido que taladraba su cerebro. Era imposible precisarlo. Los parámetros con los cuales nos hemos acostumbrado a medir todo se pierden en situaciones irregulares. Y aquella lo era, sin duda alguna.

       Por eso cuando regresó a aquél agujero de donde nunca debió haber salido, pudo tomar algunas notas, garrapatear ciertos detalles, pero omitió, porque no había de otra, toda referencia a tiempo, clima y ciertas dimensiones espaciales.

        Pocos podían haber sobrevivido a aquella experiencia. Era como haber sido enterrado en vida. Como quedar confinado en un apando existencial que no parecía tener el menor futuro; pero además, por el ruido infernal que parecía desplazar cualquier idea del cerebro, tampoco hubo, durante ese indefinido pero extenso lapso, posibilidad de acuñar algunos pensamientos, ciertas reflexiones; de aquella experiencia sólo quedaban sensaciones, profundos recuerdos de angustia y de dolor. Casi ninguna otra idea.

        De aquellas notas habría de surgir todo un cuadernillo de deshilvanadas reproducciones de aquel tiempo. Cuando recogieron su cadáver, algún rescatista se echó en el bolsillo trasero del pantalón el cuadernillo. Nadie más reparó en él. En los diarios se habló, durante tres o cuatro días, de lo que mencionaba la policía: pudieron haber sido ocho meses o un año, acaso más, lo que duró aquella situación para el hombre desconocido que resultó víctima de no sabía quienes, ni por qué.

       Si se les hubiera ocurrido preguntar a los rescatistas hubieran localizado al hombre que se llevó la libreta, y en ella hubieran encontrado, sin duda, la clave del misterio. Pero no lo hicieron. Ni el hombre que se hizo del manuscrito tuvo la sensibilidad para desentrañar aquellos mensajes. No le interesaron. No le importó que el autor de esos trazos pretendía comunicarse desde aquél más allá con el resto del mundo; ni mucho menos que algunas de las informaciones tuvieran como referente a familiares, amigos o vecinos. Si eso no les interesó, ya ni qué decir de los momentos, así fueran breves, en que desde aquél agujero pretendió tocar la inmortalidad con dos o tres frases bien pulidas.

        El rescatista, luego de hojear la libretitita y desprender de ella un bostezo, se encaminó al calentador de leña y la arrojó al fuego. Mientras desaparecían aquellos indicios, se tumbó en la hamaca a leer su diario deportivo.

       Casi al mismo tiempo, las autoridades correspondientes llevaban al cabo el depósito del cuerpo, en la fosa común, de quien no pudo ser identificado.

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PLUMA VITAL - V.I.P.
Comentario de Vilma Lilia Osella el septiembre 7, 2021 a las 3:11pm

INTERESANTE PROPUESTA. LA INDIFERENCIA INUNDA AL MUNDO DE HORRORES. SEAMOS CONSCIENTES DE LO QUE OCURRE ALREDEDOR. GRACIAS POR TU APORTE, QUERIDO BENJAMÍN.

VILMA LLIA


PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el agosto 31, 2021 a las 12:00pm

Liliana Mariza querida:


PLUMA MARFIL
Comentario de Liliana MarIza Gonzalez el agosto 30, 2021 a las 10:00pm

Muy bueno 

Gracias 

mary

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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