Voy besar sus dulces recuerdos, hasta que se extinga, mi ultimo soplo de vida y con el frenesí de mis desasosiegos, como un tronco seco, sucumbir. Quiero hundir mis manos ciegas, entre el indiferente camposanto, hasta tocar sus marchitas huellas y en sortilegio de un cálido instante, ver de nuevos sus oscuras pupilas y entre hechiceros segundos, de nuevo ser feliz.
Autor: Marco González Almeida Venezuela 14 de Julio del 2012 Derechos Reservados
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