REFLEJO
Imagino que miro tus ojos,
que tomo tu mano y beso tu boca.
Y al recuento de los días,
vacíos y solemnes,
mi vida se me escurre entre suspiros deshilados y latidos de un corazón
hecho pedazos que se niega a fenecer.
El espejo me recuerda de tu ausencia, dolorosa visión que me lastima.
Y en un momento de cordura me permito recordarnos en días alegres, de risa y sol,
de brillo en tu mirada y un camino hecho
con montones de ilusión.
Cuando las palabras no sonaban,
cuando un poema nos unía,
cuando la luna era nuesta
y desde cualquier balcón
veíamos pasar la vida.
Y rememoré aquellas noches de gemidos quietos,
cuando nuestras pieles se tornaron lienzos
y en ellas pintamos pasiones carmesí
en cuatro puntos cardinales,
y reordenamos la rosa de los vientos.
Cuando tus uñas cantaban a mi espalda
con melodiosa furia,
y de tu cuello colgaba un collar sin perlas dónde mis besos atrevidos se afianzaban.
Aquellas noches
en que tu cuerpo era mi cuna
y entre tus muslos
suavemente me mecía.
Tiempos idos, añejos, de cielos limpios
y bailes desenfrenados que daban
calma a la inquietud del alma.
E imagino nuevamente lo vivido,
en espera de que tu imagen se dibuje
una vez más en el espejo,
deseando que me encuentre
hoy confundido,
y el eco de tu risa
desvanezca la dureza de mi lecho.
Carlos Eduardo Lamas Cardoso.
México.
Derechos reservados.
Comentario
Silvana,
Muy amable, gracias por tus palabras!
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