PRESAGIO: GOTAS DE SANGRE 

 

Hoy quiero  contar la historia de un hombre increíble.

 Dios envió  a su único hijo  a morir por nuestros pecados,

todo estaba previsto desde el vientre de su madre.

Caminó entre gente común: turbas, ladrones, prostitutas  

enfermos,  hambrientos, desamparados  y moribundos.

Los atrapó en la red del amor,

nunca los abandonó

 porque los llenó de amor,

y les enseñó amor 

que les dejó 

como saeta en sus corazones 

cuando tuvo fe en ellos...

 

Allá en el Monte de los Olivos, 

sus manos temblorosas y su mirada confusa

eran el  augurio  de una visión.

El conocía sobre el  sufrimiento   que le esperaba

y lo iba a pagar con creces en cada  gotas de sangre 

que dejaría  derramada en el suelo,

ahí comenzaría su calvario  de la pasión y muerte

de su mortal agonía.

 

 

.

 Fue apresado y llevado antes los sacerdotes y las autoridades

que le preguntaron : ¿Quién eres?

Solamente respondió: “Soy  el hijo de Dios”.

Esa era la verdad...y nada más que su verdad...

pero los sacerdotes incrédulos

 se desgarrón  sus propias vestiduras

y gritaron a viva voz que todo era una blasfemia

y le enviaron a los soldados para que recibiera

 azotes sin misericordia con los flajelos de odio,

 hasta  despellejar su propia piel.

 

La crueldad   de la golpiza  que recibió

de aquellos crueles soldados fue tan  inhumanos

y  tan letal  que no bastó con los azotes,

también le colocaron  una corona de espina sobre su cabeza…

y para rematarlo le entregaron golpe en su cabeza.

 

Satanás  se llenó de regocijo

 vigilando  de cerca  aquel fatal acontecimiento

cuando creyó que tendría su alma pura.

Jesús nunca sintió rencor por sus agresores  

y tampoco  claudico ante las  pasiones

y debilidades de otros.

 La muerte y pasión fue simplemente un paseo

para cargar con los pecados ajenos

mientras llevaba  en su  espalda la  cruz

hasta el calvario.

 

 

 

La enseñanza  de  aquella moraleja,

aún vive en los corazones de los creyentes,

de los hermanos fieles

y de los que se han apartado en el camino

él, los espera con los brazos abierto  

en el reino  de los cielos.

El amor nos lo sembró  como semillas

con cada gota de sangre derramada

cuando murió por nosotros,

entregando su amor

desde su

Sagrado Corazón.

 

Santos M. González

Derechos reservados de autor

 

 

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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