el sosegado envejecer del árbol
que tengo delante
y que ahora me sostiene
el camino infinito
hacia el mar que vi por primera vez
aquellas montañas gigantes desplomadas
en un cambio de estado de inmensidad
y el lento sumergir de mi ser
en un coro antiguo de aguas
lágrimas
que se mezclan con la sal
y se vuelven plegarias
reminiscentes caricias de la diosa petrificada
dentro de mi primer sueño...
CORINA OPROAE, rumana, 1973.
La muerte estremece
pero es natural
aunque no es helecho,
no zarzamora,
es solo el sosegado envejecer
de la naturaleza
y una regla imposible
de evitar,
pues hacerlo sería el caos,
y una ruindad.
Vayamos todos paso a paso
en este río que es la vida
para desembocar en el mar
que es la muerte
tan personal
como fue nuestro
nacimiento;
y el de todos
los mortales.
Acudamos al sueño,
de Sor Juana o
de Corina Oproae,
o mejor aún
al sueño propio
para enfrentarla
con gozo y gran dignidad.
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