NEGOCIOS PROHIBIDOS
Llovía cántaro en sus tristes ojos
se encontraba en el banquillo sentada
su mirada triste y muy enojada
acariciaba sus cabellos rojos.
Ella sube sus bellos anteojos,
se acomoda la sensual mini falda
y un hombre le acaricia por la espalda
y con fuerza lo empuja a los matojos.
Él, le entrega toda la mercancía
y la asedia sin recibir dinero
ella se fuma hasta su propia vida.
El hombre le arrebata la alcancía
y deja de ser un gran caballero
cuando le propicia una gran herida.
Santos M. González
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