Estaba el otro día un espantoso monstruo en torno de la cama de un niño, bien dormido. Se había escapado de una de sus pesadillas y quería huir, pero algo lo detuvo.
Era un asunto muy sencillo. Caviló: ¿podré escapar aunque venga del sueño de este crío? ¿Nada me detendrá? ¿Tendré vida propia? o: tal vez le pertenezco a este muchacho que me inventó porque cenó de más...
Las interrogaciones iban y venían. Entretanto el chico, en sus sueños, se encontraba espantado y sollozaba. Soñaba con el ataque no de uno sino de media docena de monstruosos engendros que le perseguían y querían atraparlo quién sabe con qué ocultas intenciones.
Así las cosas, el monstruo se angustió y pretendió huir lo que hizo que el chico despertara y calmara su llanto. En eso entró a la recámara una pareja tranquilizadora, mamá y papá habían escuchado los quejidos del muchacho, pues David -que así se llamaba- solía hacer mucho ruido cuando tenía pesadillas y ya lograron calmarlo.
Duerme tranquilo hijo, le dijeron y permanecieron junto a él hasta que concilió el sueño.
Comentario
Muchas pesadillas tienen, más padres ... Hermoso cuento.
Buena narrativa del cuento del monstruo. Me gusto ADOLFO. Felicidades! DD
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2025 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME