MI PADRE Y EL GLOBO TERRÁQUEO

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

MI PADRE Y EL GLOBO TERRÁQUEO ABRIERON MIS OJOS

Déjenme saber si un Globo Terráqueo les hubiera podido abrir sus ojos al Mundo y cambiarles las rutas de la vida. Resulta que mi padre, Don Ismael, de muy niñita me traía todo lo que en su opinión serviría para expandir mis horizontes: un escritorio, el libro Él Principito, una enciclopedia, un Globo Terráqueo que giraba sobre su propio eje, un compás, y muchas cosas más.

En mis ratos de ocio acostumbraba hacer girar el Globo, y con los ojos cerrados apuntando con mi dedo índice esperaba al que el Globo dejara de girar. Era entonces cuando abría mis ojitos con gran curiosidad de ver a cual país mi índice apuntaba.

Fueron muchas las veces que indicaba India, China, Rusia, Islas del Pacífico, USA, y hasta Canadá. Era entonces cuando iba a mi Enciclopedia Británica para buscar información del país en cuestión.

Leyendo sobre su población, su cultura, su idioma, me prometía a mí misma que en su momento visitaría ese lugar. Seguro que lo visitaría, pues estaba escrito que la fuerza de mi alma lograría el conjuro del viaje deseado.

En las tardes, cuando mi padre regresaba de su trabajo en la Universidad, yo lo recibía con mis cuentos de fantasía asegurándole que si lograba el viaje lo llevaría conmigo. Con una hermosa sonrisa en su rostro me acariciaba la cabeza, diciéndome frases hermosas que aún retumban en mi corazón.

Desde el día en que papi entró a mi habitación con aquel Globo Terráqueo y lo colocó sobre mi escritorio han pasado como setenta años, aún lo conservo, y les garantizo que a lo largo de la vida aquellos conjuros de viajes se fueron realizando hasta convertirme en la mujer que soy, un ave viajera que recuerda y agradece a su padre haber abierto mis ojos al mundo con el simple hecho de poner en mis manos aquella bola de metal. Que afortunada he sido.

Carmen Amaralis Vega Olivencia