Me perdí entre mil divinales,
senderos de sueños y quimeras.
En la vastedad de los ideales,
mi ser buscaba nuevas fronteras.
Caminé por prados de ilusión,
donde las estrellas susurraban secretos.
Exploré las sendas del corazón,
en busca de sueños sin pretextos.
Encontré jardines de inspiración,
donde las flores danzaban al viento.
Y en cada rincón de esa creación,
me perdí en un éxtasis envolvente.
Las divinales me llevaron lejos,
a mundos donde el alma se eleva.
Susurros celestiales en mis reflejos,
caminando entre luces que desvela.
Me encontré en el éxtasis del arte,
en la música que acaricia el alma.
Las divinales, con su dulce embate,
me envolvieron en una eterna calma.
En mil divinales me sumergí,
y en cada uno dejé un pedazo de mí.
Me perdí y me encontré en ese fluir,
una danza etérea que me hizo sentir.
Así, entre mil divinales me hallé,
encontrando mi esencia y mi ser.
Me perdí, pero en ese viaje encontré,
la maravilla de vivir y renacer.
En cada divinal, un mundo nuevo,
donde los sueños se vuelven reales.
Y en mi búsqueda, descubrí el vuelo,
me perdí entre mil divinales.
©Natuka Navarro
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