LUZ Y ABANDONO*
...la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto...
Octavio Paz.
La luz del tacto,
afanosa,
lucha contra las restricciones;
el deseo alumbra ese cuerpo,
a mitad de la noche.
El tacto canta al origen;
el tacto canta a la hendidura original;
el acto canta al tótem fálico;
no canta, danza,
por geografías aprendidas
en otras noches de ausencia.
Los faros de los dedos iluminan el deseo.
La intensidad de la luz deslumbra
al otro cuerpo.
La luz que se desprende de las ojivas uñas
abre canales de futuro inmediato
de piel a piel.
Mi tacto dice que eres del color de las cuevas.
Me ofende la distancia.
No es posible seguir,
cada quien en su espacio;
el deseo reconviene,
reconforma,
reestablece,
dictamina,
decreta:
las leyes físicas deben abolirse.
Se anaranja la noche.
La hoguera enciende y arde.
El ritmo de las cosas cambia,
todo cobra un sentido infinito.
todo cobra una sombra infinita,
perenne.
No importa la distancia.
No existe.
La ofensa está abolida.
Todo se vuelve tacto.
La luz arde: baila la luz,
y todo, todo, ya vuelto luz,
canta:
te canta,
me canta,
nos canta.
Aquí es el tacto total
solo eso somos,
tacto;
tacto somos,
tacto donde el yo vibra y arde
y culmina en el tú
que es ceniza y renace.
Mi tacto dice que eres del color de las cuevas.
Mi ofendida distancia advierte que eres gris en ausencia.
Parece que mi olfato se enturbia si amanece sin ti,
y no se diga nada del mental equilibrio que se pierde
si no contestas a las llamadas que hago
cuando amanezco huérfano de tu piel.
Una parte escondida del paladar me advierte
que si te beso plena,
lleno alforjas de memoria cutánea
que guardo en mis avernos
para no tener sed.
Pero otra parte, fangosa,
de mis deseos,
suplica que eso ya no suceda
si no va a ser eterna la posesión,
ya,
aquí,
ahora.
Un hongo, enraizado en la palma de mi mano,
muy en el fondo,
en un hueco de antimateria,
tiene trozos del placer que te he arrancado;
se trata de jirones de asombro,
tuyos,
con hilos de mi piel.
Antes, los románticos decían
que el hongo estaba en el corazón;
pero los naturalistas hemos decidido
que no,
pues ese hongo,
vivía, vive,
en cierto recoveco espiritual de la entrepierna.
*Poema publicado hace más de 30 años, en el libro "Apetencias", ISBN 968-835-464-3 por la UAEM-La Tinta del alcatraz.
Comentario
al otro cuerpo.
La luz que se desprende de las ojivas uñas
abre canales de futuro inmediato
de piel a piel.
Bello versar
mary
¡Muchas gracias querida Ángeles; muy buena tarde de viernes y feliz arribo a un sábado sano, amoroso y pleno!
SIEMPRE ES GRATO LEERRTE QUERIDO BENJAMIN
Un cuadro poético de gran altura. Es grato pasar a leer versos como estos.
Un abrazo a la distancia.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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