Llegó callada,
así como arriba la alborada,
se posó en mi ventana,
cuando ya el sol me daba
en la espalda.
Llegó cual bella sinfonía,
a revivir,
mis emociones dormidas,
recorriendo con su triste mirada,
mis profundos altares,
sin melodía.
Llegó con su sonrisa escondida,
con su mirada perdida,
en el viejo tiempo,
que no olvida.
Llegó una tarde inquieta,
a zambullir su mirada en la mía,
a llenar mi paisaje,
con las nuevas flores,
regalo de la vida.
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