Un manantial de néctar blanco
brota de tus pechos, mujer.
Tu cabellera medusa en la almohada;
tu hijo, adherido al cuerpo tibio,
vacía el blanco seno, piel contra piel.
Este ámbito sagrado e íntimo
se puebla de hadas y duendes,
de huellas de tus ancestros,
de sueños simbióticos;
de fiera ternura, salvaje y terrenal…
se expande la memoria filial
de aquella oquedad oscura y húmeda
donde se gestó y evolucionó el misterio,
finalizando con ese grito…
ese grito, ritual de vida…
silencio sagrado de esta hora mágica…
de este tiempo sin tiempo;
sólo se perciben las respiraciones,
por momentos al unísono,
y el susurro palpitante del universo…
Delia Checa
de mi libro “Poesía”
Mendoza, Argentina
2014
Comentario
Muchas gracias, Kin.
Un abrazo, amigo.
Muy agradecida, José Antonio, por tus cálidas palabras.
Muchas gracias, Benjamín.
Grandiosa Delia!!
Bellas y tiernas tus letras, gracias por compartirlas.
¡Maravilloso poema, Delia, con la magia del amor materno!
Muy agradecida, Aimée, por tu grato comentario.
Saludos amistosos desde Argentina.
Muchísimas gracias, Alicia.
Dar de mamar es una bendición tanto para el niño como para la madre,
hay un enriquecimiento mutuo maravilloso.
Un abrazo.
Delia
Mil gracias, Ronny, por leerme y dejar tu bello comentario y el destacado.
Sí, así es; y no hay alimento más completo para el niño pequeño.
Saludos.
¡Muchas gracias, Luis!
Saludos.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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