La verdadera historia de san Valentín

[BRAYNER ABRAHAN GOMEZ BAEZ]

 

 

En la Roma del siglo III, en el día catorce de febrero,

Valentín desafía al emperador con amor sincero.

Prohibido el matrimonio, él une corazones,

desafiando las leyes con valentía y pasión.

 

Clandestinamente, bajo el cielo estrellado,

celebra el amor que el emperador ha vedado.

No solo une almas en sagrado lazo,

sino que también lleva la luz del cristianismo.

 

En prisión, su corazón no pierde la esperanza,

brinda apoyo a los que sufren, con fe y confianza.

Y cuando el oficial le pide un milagro, sin tardanza,

Valentín devuelve la vista a la joven con su alabanza.

 

El milagro del amor toca al corazón del oficial,

quien junto a su familia abraza el credo celestial.

Pero a pesar de su bondad, su destino es sellado,

el catorce de febrero, su vida es arrebatada.

Bajo el manto de la noche, clandestino y audaz,

celebra la unión de enamorados en un acto sagaz.

No solo une parejas, también lleva la luz divina,

difundiendo el amor y la fe, en su alma genuina.

 

En la oscuridad de su celda, su esperanza no muere,

brinda consuelo y apoyo a los que sufren y padecen.

Cuando el oficial le implora por un milagro en su hogar,

Valentín devuelve la vista, un acto que hace vibrar.

 

El corazón del oficial se rinde al amor y la fe,

abrazando la verdad que Valentín conduce a él.

Aunque su destino es cruel, su amor permanece intacto,

el catorce de febrero, su sacrificio es un hecho exacto.

 

Lapidado y decapitado, su legado perdura eterno,

en cada historia de amor, en cada corazón tierno.

Valentín, símbolo de amor y de lealtad sin par,

en el catorce de febrero, su recuerdo brillará.

 

Lapidado y decapitado, en ese día singular,

Valentín da su vida por el amor sin cesar.

Su legado perdura, en cada corazón enamorado,

en el catorce de febrero, día de amor y recuerdo entrelazado.