La pradera.
Mi verde valle
viste su cara otoñal;
el día gris,
con suave
y templada brisa
arrulla mis mejillas
álgidas y agotadas.
Mi cuerpo
se estremece,
mi corazón
palpita acelerado,
mi mirada
se cierra fatigada
cuando a mi mente,
llega tu presencia
extraviada.
Me olvido
de la infausta
distancia,
de los días
en que no te he visto
y del deseo perpetuo
de tomar tu mano.
Serenamente,
cierro mis ojos
y me encuentro caminando
a tu lado
por la gentil pradera
atiborrada
de flores bellas.
El cándido aleteo
de mariposas
multicolores
se escucha suave
como sinfonía
de ruiseñores.
Se posan gráciles
sobre nuestros hombros
celebrando
éste encuentro soñado
que es nuestro secreto
purificado.
Vuelan las aves
peregrinas
en busca del néctar
cristalino;
beben y beben
luciendo felicidad.
El apacible río
acaricia
sus extremos cansados
y se elevan raudas
por los cielos garzos,
canturreando,
en voz serena,
la alegría de volar
en libertad
por la mágica pradera celestial.
Cecill Scott.
Comentario
Que hermoso tu poema,,, me trasportas con tus letras hacia ese tu hermoso verde valle. INvitas a caminarlo, a conocerlo y a extasiarme de el.
Saludos y bendiciones!
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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