¿Dónde queda la otra orilla, la atávica?
¿Dónde quedaron las huellas de un jardín?
¿Dónde renunció a la beatitud
la primera pareja?
¿Qué mar atravesar, qué suampo,
qué abismo sitiado se nos hace peñasco,
saliva que busca “a tientas en la luz”,
en “la ciega certeza” que atravesó el poniente?
¿Cómo ir a esta comarca, a este refugio
ante los infortunios?
¿A quién orar, a quién llamar?
¿Por qué somos de un barro primitivo?,
¿por qué volvemos siempre a la misma infancia
como si en ella no hubiese sino dudas,
o solo soldados inofensivos, armando sus líneas
en la acera, en los cercos, en los caños
indefensos del barrio?
Todos prorrumpimos en silencio
amando los instantes que no pesan,
sin poder olvidar
la zancadilla que dimos al más débil,
la burla que hicimos en la escuela
o la que nos hacen siempre repetidamente
confiscando nuestro ahorro.
No sirvieron las tijeras en las manos torpes,
pero yo hice castillos de arena inigualables
y la maestra me dijo que sería un arquitecto
y no un poeta soñador de parajes ineludibles,
y desde entonces viajo a la orilla
de un lugar que alguna vez perdimos.
De un nuevo libro inédito
Derechos de autor reservados por ley
Comentario
¿Cómo ir a esta comarca, a este refugio
ante los infortunios?
¿A quién orar, a quién llamar?
Excelente
mary
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2024 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME