Ubica la ternura sobre la mesa
y el dulce de tomates
(sonajero de mis añoranzas)
con aroma de vainillas y nostalgia
pone en mi boca el sabor de su sentir.
Sólo los pájaros en la pajarera
entienden su idioma. Pian trinan.
Santina los sustenta
camina viene y va.
Enjuaga sus manos y las seca
en el delantal.
También son aves sus manos
que la nostalgia enlaza por entero
y recuerda voces imágenes bellas
de su infancia en la Toscana
que no volverán.
Carina carina me dice sin resabio
sin pena sin gemido.
Saboreo su dulce de tomates.
Un beso me indica que ella no espera
el liquen del retorno.
Los hijos los nietos los pájaros
el dulce y hasta los bordados de su delantal.
Santina aprieta mi mano pequeña
ya echó sus raíces en este lugar.
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