Con este poema, llega el final de El libro del (buen) amor, publicado por Casa de Poesía, 2016.
LA ARDIENTE POLVAREDA
Todos los arrecifes
acaban en tí o en el llanto
clausurando ventanas con la escarcha.
Todos los altos farallones
hacen tus maderas olorosas al velamen
que el viento sólo inclina
en esta soledad en que te busco.
Todos los murales y sus grafitis
disparando metáforas ineludibles
se parecen a tí,
aunque estés colmando las frutas
en la deliciosa curva del paladar y el encuentro.
Todo el tajamar es para decirte
pleamares imposibles,
para apercibirte desde tus ojos llagando
que estoy pequeño en esta acera
donde espero tus besos,
casi siempre aterido.
Todo el socavón que nos arrastra
al fondo donde el mineral está ardiendo
se detiene en tus manos,
laceraciones de la ternura de tu sombra,
dicha pequeña que me salva
de abismos más urgentes.
Toda la noche he fabricado
pétalos y naranjos para festejar
tu piel abriéndome la noche,
llaves cercándome los resquicios
que usamos para transpirar,
poros infranqueables que se extasían
diluyéndose entre las almohadas.
Todo el peñasco, todas sus campanas,
y sus tormentas advenedizas en este marzo,
sus truenos rezagados
acaban en tí donde ya te alcanzo,
aquí desde el vértigo del iceberg
que sueña nuestro amor
y el destierro de tu lágrima dura,
de tu guijarro insólito en la roca,
que ya salta y me golpea la sien
con su granizo de olvido o de acechanzas.
Todos los edificios
postulando su ardid de sombras
se derrumban.
Tú y yo quedamos sobre la pradera
casi dormidos,
machacando despacio
todas las uvas del poniente.
De El libro del (buen) amor
Casa de poesía 2016
Comentario
Gracias, Beatriz, muy complacido con tu lectura y opinion que me motiva, abrazos
¡Bellísimo! Tierno y realista al mismo tiempo, con esa suave firmeza de la poesía.
Gracias, Ronny, por tu bello comentario, y por el destacdo, abrazos.
“Todo el tajamar es para decirte
pleamares imposibles,
para apercibirte desde tus ojos llagando
que estoy pequeño en esta acera
donde espero tus besos,
casi siempre aterido”.
Una maravillosa confesión amorosa pintada y tejida de excelsas y mágicas metáforas. Hay amores que todo curan pero hay ese amor poético tan tuyo que es el juego entre el alma y las palabras, ese que tú dibujas con los mejores colores.
Ronny
Gracias por tu hermoso comentario y por tu nota crítica, que he considerado, aunque pienso que es un problema de perspectiva, alcanzar a la mujer amada, es poéticamente lograr la consumación, así que después quedamos casi dormidos, machacando, como degustando las uvas del poniente, (éxtasis, placer, sensación de completud) símbolo de la tarde sugiere la edad madura. abrazos
Todos los edificios
postulando su ardid de sombras
se derrumban.
Tú y yo quedamos sobre la pradera
casi dormidos,
machacando despacio
todas las uvas del poniente.
Grandiosas imágenes en metáforas excelentes mi querido Ronald!
Todo el peñasco, todas sus campanas,
y sus tormentas advenedizas en este marzo,
sus truenos rezagados
acaban en tí donde ya te alcanzo,
Yo se que son metáforas mi admirado poeta, pero después de "alcanzarla" TÚ LA ALCANZAS, TÚ VAS DONDE ELLA y de ahí ¿la has traído a la pradera para destilar, machacando uvas? Algo aquí disonó!!
Besos mi querido y amado Ronald, pero tú sabes que cuando veo un poema EXCELENTE COMO EL COMPARTIDO, observo hasta el último detalle!!
Gracias BENDITO Y GRANDIOSO VARON!!
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