HIPOCRESÍA

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

Hipocresía

HIPOCRESÍA

 

Este camino recto, entre la niebla,

entre un cielo al alcance de la mano,

por el que mudo voy, con escondido

y lento andar de savia por el tallo,

sin mi sombra siquiera para hablarme.

Ni voy —¿a dónde iría?—, sólo ando.

Gilberto Owen.

 

La piedra con la que tropecé

me dio en la cara; y no comencé

a sentir miedo, ni llanto, ni dolor

solo miradas y un poco de calor

por eso es el perdón y muchos

rezos y rechinar de dientes

y pataleos y muecas contra el viento.

 

Miradas son de hierro y paranoia;

las paredes te guiñan el ojo y hacen

desafíos mientras murmuran cosas

que nadie bien a bien, intelige,

ni entiende; pero huele a quemado

y a futuro dormido y perezoso.

 

Arrastrando palabras como insultos

y guardando verdades que incomodan

van los seres velándose en sus vidas

como en un funeral sin cirios ni cadáver.

 

Caen del árbol las hojas secas yertas

y se vienen abajo sanas intenciones

de decir la verdad a toda costa;

pero se abren muy amplias esas puertas

porque lloran a brincos las canciones

y repican campanas contra el inconsciente

impar que nunca, nunca, miente…

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Muchas gracias estimado Críspulo; sábado familiar pleno y sano!

David Hockney.