La trama se desarrolla en una ciudad real elegida por casualidad, o quizás sea imaginaria, las circunstancias ya lo verificarán.

Los protagonistas, personas comunes, sin grandes aptitudes, que pasan por la vida, sin lograr dejar nada como para recordarlas.

Sin embargo, y así se podrá percibir, el personaje que sobresalta, Atlas, entre tantos, no deja de ser un hombre sencillo, pero su manera de actuar, de compartir, permite ubicarlo en una especie de pedestal, que sin duda logra ganarse un lugar de elogio entre sus pares.

No demos más vueltas, vamos a conocerlo.

*/*/*/*

Era uno esos días otoñales que inducían a quedarse en la cama, pero como las promesas deben ser cumplidas, Atlas se levantó, a regañadientes.

Recordó la hora de la entrevista; preparó todo lo necesario y salió de la casa con cierto nerviosismo.

Durante el viaje, releyó la invitación, allí estaba detallada, a grandes rasgos, su actuación como miembro primario, sus logros y reconocimientos, en fin, todos los detalles que le permitían ascender en el escalafón de la asociación. Y ese día se anunciaría tal nombramiento en forma oficial.

Con pasos firmes se dirigió al lugar acordado.

Le sudaban las manos y sentía mucha sed, resultado de su estado un tanto nervioso.

Dio dos leves toques en la puerta y una muy acicalada señorita le invitó entrar.

Ya le esperaban cuatro dignatarios a los que debía causar buena impresión.

Los cuatro caballeros se pusieron de pie para darle una cordial bienvenida.

Atlas sudaba y sentía una sed desesperante.

Dijo – buenos días – con una voz seca y sosa.

Miró nuevamente a la joven que le hizo pasar al salón de la entrevista, y con un gesto de cabeza, le indicó que se acercara. Mientras entraba, Atlas le envió en forma casi desapercibida una mirada de soslayo; la joven le entendió, y de un brinco se colocó a su lado.

Atlas aún estaba de pie, y suavemente le pidió agua. Inmediatamente la joven se fue y apareció con una botellita plástica con agua fresca. De un salto Atlas la abrió, tragó desesperado un poco, y el agua restante se la vació sobre la mano que le quedaba libre, mojando todo el suelo ante los ojos atónitos de sus entrevistadores.

Era tanta su nerviosidad que al dar tres pasos para sentarse en la silla dispuesta para él, dio un soberano resbalón cayendo de bruces en el piso mojado.

Los integrantes de la mesa examinadora se miraron entre sí, y no pudieron disimular una sonrisa que delataba su asombro ante la actitud nada convincente del nuevo postulante.

Uno de ellos, a media voz, le preguntó si deseaba postergar la entrevista.

Atlas, respondió de inmediato, expresando sus disculpas por el contratiempo, y manifestando su deseo para dar comienzo al plan determinado.

-Pues bien, amigo, como preámbulo, por favor tenga a bien relatarnos en breves palabras cuál es el motivo esencial por el cual cree que debemos aceptar su ingreso como miembro activo a la Asociación.

Atlas respiro hondo, tomó un corto trago de agua, se puso de pie y explayó, en forma clara, corta y concisa, su idea y su interés en formar parte del innovador proyecto que fuera anunciado por la Asociación.

Se sentó, y esperó la reacción de los caballeros.

Éstos, escribieron algo en sus carpetas, intercambiaron palabras entre ellos y, al cabo de unos minutos, que para Atlas resultaron interminables, uno de ellos, que luego entendió era el presidente de la Junta, tomó la palabra.

-Estimado caballero, esta Junta necesita miembros que traigan ideas

innovadoras que nos ayuden a seguir ganando alta reputación en nuestra sociedad tan maltrecha. ¿Qué tendría usted que ofrecernos como nuevo miembro de la Asociación, de ser ratificada su petición?

Atlas limpió sus espejuelos con el pañuelo que guardaba en

su bolsillo, y los volvió a colocar sobre su rostro, rojo de nerviosismo, y expresó…

-Como bien dice usted, distinguido presidente, esta sociedad está

maltrecha y he pensado que debemos comenzar con un proyecto para

ayudar a tantas madres jóvenes creando una oficina que les ofrezca

servicios de cuido a sus críos, y así ellas poder trabajar para sostenes sus familias, ya que en muchas ocasiones, son madres solteras.

Al terminar su propuesta sintió un gran júbilo y satisfacción al notar el

brillo de aceptación en la mirada de los miembros de la junta.

-Hemos escuchado su loable proyecto, y solicitamos tenga a bien, preparar con lujo de detalles, el plan propuesto. Demás está decir que hemos decidido de común acuerdo aprobar su candidatura, o sea, en otras palabras, puede considerarse un miembro más de nuestra Asociación.

-Agradezco y recibo con honor ser acreedor de tal noticia; les aseguro que haré lo posible para no defraudarlos.

La reunión finalizó y Atlas fue acompañado por la joven a abandonar el lugar, y aprovechó el momento para felicitarlo y augurarle el mayor de los éxitos con el plan expuesto.

Ya de camino a su casa, le comenzó un picor muy fuerte en el cuello.

Comenzó a rascarse con desesperación. Se rascó tanto y con tanta fuerza que notó sangre en sus uñas.


Al llegar, fue directamente al servicio sanitario y observó desconsolado que nuevamente la terrible alergia que se exacerbaba cuando estaba nervioso le había reventado en el cuello y en el rostro .


Como le indicaran, debería preparar la propuesta en corto tiempo y colocarle lujo de detalles, para eso tendría que entrevistar madres con niños de corta edad para acoger sus sugerencias.


Uff, pero con el rostro soplado de alergia le sería imposible, sin contar con el tiempo que le tomaría visitar la oficina de su médico.

Los medicamentos siempre le causaban un sueño terrible y en esas condiciones, no podría cumplir con el pedido.

Entró en pánico… para Atlas era de vida o muerte impresionar a los miembros de la Asociación.

La visita al medico especialista en alergias, la serie de pruebas y estudios específicos, otorgaron un panorama nada satisfactorio. El facultativo le manifestó que veía el cuadro con cierta preocupación, y recomendaba internarse un par de días, para así realizar una serie de tratamientos que con seguridad lograrían solucionar dichos problemas, e insistió en la necesidad de hacerlo, a su criterio, en forma inmediata.

Dicho diagnóstico, fue como un disparo a sangre fría.

Trató, aunque sin resultado, convencer al médico para que dicha resolución fuera postergada pues tenía compromisos urgentes acordados.

La reacción fue un no imperativo, es más, le vaticinó que si rehusaba la internación, él no se responsabilizaba de las consecuencias, pues el cuadro podría considerarse crítico.

Mientras conversaban, Atlas comenzó a sentir un cierto temblor en los brazos y manos, que en pocos segundos se irradió a todo el cuerpo; obviamente el doctor captó la reacción repentina de su paciente y sin dudarlo, tomó su celular y solicitó el envió urgente de una ambulancia.

Lo trasladaron al hospital y seguidamente en la sala de emergencias le inyectaron un medicamento que le puso a dormir profundamente por largas horas.

Al despertar precisó con una muy triste preocupación que había perdido casi dos días hospitalizado, y también había perdido toda esperanza de lograr su anhelado deseo de ayudar a la sociedad con el proyecto que se había incubado en su alma desde niño, cuando su madre lo dejaba encerrado en su cuarto cuando salía a trabajar.


Toda la vida luchando por lograr sus sueños, la habilitación de ese necesario centro de cuido infantil, pero sus malditas alergias le troncharon de un golpe todas sus ilusiones.

La vida nos da sorpresas irremediables.

*/*/*/*

Vistas: 5

Comentario

¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!

Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

Your image is loading...

Insignia

Cargando…