De fastuosos diamantes azules
se engalanó mi humanidad,
cuanto el cielo límpido de su amor
se posaba feliz sobre mi encendido pecho.
El placido velero de nuestro amor surcaba feliz
por los mares del amor y el deseo,
mientras el radiante sol en silencio
percibía el estruendo de nuestro amor sincero.
Cuando la felicidad de sus ojos azabaches se cerraron
nuestro ilustre amor posó
sus eternas alas
en la cima mas distinguida del firmamento,
como recuerdo imperecedero de este amor
del alma,
que no sucumbe
y que crece día a día
aún en la ausencia de su voz
y de sus tibios besos,
pero sellada con fuego
sobre mis eternos recuerdos.
Ya sus manos tibias no me tocan,
ni sus ojos serenos me dicen te quiero,
y al ver mi fiero dolor la noche callada
me dijo en secreto,
que lo que juntos vivimos
fui luz de luna
y hechizos de luceros.
Dos docenas rosas rojas te ofrendo
por ser hoy el día de la mujer
y tu la mas hermosa,
que se haya posado sobre este santo cielo
y sintiéndome orgulloso de su imborrable recuerdo
también te deseo desde mi corazón sangrante,
feliz cumpleaños amor
espérame en el cielo,
porque este amor sagrado
aún ángel de luz,
no se ha consumado,
por completo.
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