FATAL DÍA

Estábamos tranquilos, ella y yo. Habíamos regresado de lo que llamábamos "nuestra segunda luna de miel" cuando ocurrió la tragedia que nos habría de cambiar la vida para siempre.

Yo tenía más de venticinco años de no verle por acá. Llegué a pensar que se había cambiado de ciudad porque simplemente dejé de verle. Éramos muy amigos. Tanto que decían que nos parecíamos no solo físicamente sino en nuestras vestimentas, en gustos y en maneras de ser y actuar.

Él se llamaba, Emilio, yo Óscar, ella Teresa; primero parecíamos un trío de desconcertados amigos; los dos por habernos encontrado tan de improviso después de tan largos años. Ella por el gusto de conocer a quien, yo ya le había contado, se parecía tanto a mí.

Pero todo imaginé menos que ocurriera lo que sucedió.

Reanudamos la amistad con mucho ímpetu. Primero nos pareció extraño que nos contara de su temprana viudez. Su matrimonio solo duró tres años, hacía de ello ya un lustro, y no parecía reponerse porque "no he encontrado a la persona que llene esa gran hueco que me dejó Irma; su muerte fue de cáncer linfático", dijo.

La amistad entre los tres creció como una planta que se cuida del sol, de la intemperie, de las alimañas y de la falta de agua. Y floreció; pero floreció tanto que yo nunca imaginé lo que pasó. Sucedió delante mío sin que yo lo percibiera.

Teresa y Emilio se enamoraron y huyeron. Me dejaron con un palmo de narices. Impávido, sorprendido, lleno de coraje por mi impericia y falta de tacto.

Y aquí estoy ahora al borde del suicidio. Amargado. Esperando que ocurra lo que he planeado desde aquél fatal día.

Vistas: 38

Comentario

¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!

Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

Your image is loading...

Insignia

Cargando…