Expresivos ojos

Cansados, dolidos, dolorosos; ojos de “¡rescátame por favor!” de “no puedo más…” de “ayúdame, te lo voy a agradecer”. Se me quedó viendo fijamente a la cara, una, dos, tres veces hasta que me hizo voltear y fue el momento en que descubrí todo lo que decían esos expresivos ojos de alguien que ve acercarse a la muerte, de alguien que sufre con profundidad, de alguien que ya no aguanta más…y mi primer impulso fue ayudarle, auxiliarle, tomarle de la mano, de un brazo, pararle del pasto en donde se encontraba en aquella urbe citadina, en la banqueta, en un pequeño baldío con algo de pasto, y hacerle caminar o llevarle a comer, porque esos expresivos ojos también hablaban de hambre de una buena cantidad de días, semanas acaso, pero me ganó la prisa que llevaba por llegar a la oficina y ya no lo hice.

Ya en la oficina, tardé unos minutos pensando, cavilando en las tristes imágenes que se me cruzaron ese día en la calle. La figura casi exánime de un anciano o anciana –su género era confuso-, con el dolor en el rostro, pero sobre todo en la mirada. Sus expresivos ojos a los que solo les faltaba hablar…pero me llegaron documentos de la oficina y volví a ocuparme de las tareas cotidianas. Hasta que salí nuevamente a la calle, ya de regreso a casa.

Y, ¡otra vez las imágenes! Pero ahora la mirada más fuerte, más expresiva pero evidentemente los ojos más cansados y con una mucho mayor carga de dolor y auxilio.

Perturbado, profundamente conmovido, a punto estuve de realizar lo que en el fondo de mi ser, ansiaba por hacer desde el primer momento en que le vi. Ayudarle. Echarle la mano a esa personita que estaba en evidentes apuros existenciales. Pero en el momento preciso que mi impulso me llevaba a esa zona de la banqueta junto al pasto, una amiga me tomó del brazo y me espetó –Qué distraído andas, si alguien te asalta, tú ni cuenta te vas a dar, amigo… y siguió caminando, pero ya prendida a mi persona. Desde luego que me distraje y me adentré en la charla con obvios resultados de lugares comunes la mar de sinsentidos y trivialidades.

Nada sucedió sino al otro día. Cuando, nuevamente camino a la oficina, tropecé con el triste espectáculo: en donde yo me lo había encontrado el día anterior, hasta en dos ocasiones, ahí estaba tirado en la banqueta a un lado del verde pasto. Doloroso verlo: ¡el perro de los expresivos ojos yacía muerto!

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Comentario

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POETA DE PLUMA
Comentario de Hugo Mario Bertoldi Illesca el septiembre 22, 2020 a las 9:52am

Tu relato, muy bien logrado, estimado Benjamín Adolfo, me hizo asociarlo con un perro que ahora mismo se halla a escasos metros de mi ordenador, mismo desde el cual tecleo este comentario. Es un can que duerme dentro del jardín delantero de la casa de mi madre, donde resido, pues, en comunión con una vecina que tiene su negocio de comidas contiguo a mi domicilio, ambos cuidamos del citado: ella proveyó de un refugio y abrigos, y yo cedí el sitio donde fue colocado, además de contribuir con parte de su alimentación. Hoy le fue inyectado un calmante en razón de que nuestro Noble Amigo tiene un tumor en su costado y eso lo tiene muy inquieto y adolorido. 

Agradezco compartir tan original y bonito relato, querido Amigo. Abrazo y mis buenos augurios para ti y tu entorno familiar, en el cual Emiret brilla como una supernova de aura límpida y luminosa. 

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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