Eternas noches solitarias.

 

 

Incontrolada capacidad creativa

que se confunde con mi vientre,

más bien exquisita en quimeras

que materia gris.
Tengo a mi haber algunas mutilaciones

y cicatrices de carne y dolor.

De tremendas manos sentidoras

y un sexo cerebral

que cuando ama se vuelve idiota.

 

 

Generoso semblante

y entradas conspicuas

que farolean hacia atrás y adelante,

en este juego,

me vuelvo locamente cuerda.

Exploradora natural sin regreso,

obsesionada y silente a veces,

cuando me acuerdo

que es bueno ser reflexiva.

 

 

Ahí es cuando me da

por suspirar letras que nacen

desbordantes de mi mente,

como aguas furiosas

que no encuentran su cauce

y se pierden

en las profundidades

de una hondonada

que no tiene fin.

 


Soñadora eterna

de noches solitarias

que perduran al candil

de la bella luz de las tinieblas

y sucumben al llegar el alba.

Pensamientos saciados por la distancia

y entristecidos por el desconsuelo

de ilusiones evaporadas

de sueños yertos.

 


Que hambre siento

de un amor verdadero

y eterno que no fallezca

al perderse la exigua luz

que reflejan mis pupilas anhelantes,

deseosas de capturar

la inmortalidad de los sueños

y que éstos, se escriban vivos

en mi desilusionado corazón.

 


Persisten los pensamientos,

impúdicos y obscenos

que llenan de vergüenza

mis propios pensamientos,

haciendo temblar

todos mis extremos rígidos.

La idea generosa me entrega pulcra y libre

al encuentro desmedido

de una noche gobernada por el placer.

 

 

Mi cuerpo lucha para no caer

en la pasión del deseo,

nacido en mis pensamientos

y excitado por frívolas y lujuriosas fantasías

dormidas en los rincones oscurecidos

de mis propias pasiones.

Ávida de amor delirante, sedienta de caricias reales

que despierten y entreguen a la vida

la simiente que jamás ha florecido.

 


La razón me devuelve

al escenario descollante

de una vida condenada

a los sueños imposibles

y a la realidad inmutable

de mi propia existencia,

castigada a transitar, eternamente,

por noches solitarias y desconsoladas.

 

 

Cecill Scott.

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Comentario

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PLUMA MARFIL
Comentario de Carlos Eduardo LAmas Cardoso el mayo 3, 2012 a las 7:21pm

Has escrito con el alma un poema maravilloso. Impecable en su contenido y elaboración.

Saludos y bendiciones!

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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