De repente, y sin ser llamadas
se presentan dando clarinadas
de luz, en todo su gran esplendor
ciñendo el universo de resplandor
Con la noche hacen un contraste
tan prelúdico, que el mismo traste
se proyecta en mansas caricias
transformadas, por las fragancias
La proyección diáfana, se esparce
a lo largo de nuestras pieles
extasiadas por el fuego del códice
escrito, desde hace muchos abriles
Cómplices de versos advenedizos
propensos, a rozar con los embelesos
de tu mirada encrespada, en afrontar
traviesa por dilucidar este palpitar
En una clarinda celestial se alistan,
y como llegaron se van marchando
en forma parsimoniosa cantan,
cuando el albor se va anunciando
Nelson
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