Espíritu.
Soy un espíritu silente que observo la vida.
Los hombres y sus locuras me causa risa… y pena.
Luchan por el poder y la gloria. Pasan ésta vida tratando de lograrlo.
No les importa ofender, golpear y mancillar.
El final es el mismo para todos. Solos en una caja, abandonados, olvidados.
¿Qué no saben que desnudos llegan y desnudos se van?
He visto de los hombres la miseria que habita en su alma y en su corazón.
No ha entendido que el amor es el arte supremo. Que el amor es el camino para
trascender a espacios superiores.
Hombres necios y presuntuosos, ¿Cómo y hasta cuando entenderán que la vida
es un regalo divino?
¿Cuándo aprenderán a caminar unidos y tomados de la mano, honrando la gran
hermandad que llaman humanidad?
Los veo caer y levantarse… los veo y a pesar de todo me queda la esperanza de que
pronto, alguna futura generación entienda lo que es vivir en el amor.
Ahora simplemente me queda llorar y esperar… y esperar…
Carlos Eduardo Lamas Cardoso.
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