Entre tener la razón o vivir en paz, elijo lo segundo.

Entre tener la razón o vivir en paz, elijo lo segundo.

Me voy a permitir expresar algunas reflexiones, en relación a la manera reactiva en que afrontamos cualquier idea que disienta de la nuestra. Cualquier acto que consideremos un desaire y cualquier palabra que no encaja en nuestra propia filosofía de vida. No con el ánimo de descubrir la luz bajo el sol, sino como una forma de tratar de entenderme,  de entender las razones más frecuentes que dan origen a los conflictos humanos.
La lucha fratricida asienta sus raíces en las posiciones polarizadas que solemos asumir los humanos ante los problemas. Inmersos en la dualidad, en la necesidad de sentirnos diferentes solemos separar entre buenos y malos, santos y pecadores, privilegiados o de algún modo elegidos y desechados. Buscamos la paja en el ojo ajeno, y el origen de todo mal en todas partes menos en nosotros mismos.
¿Quién nos dio la potestad de hacerlo?
¿Quién es el poseedor del cetro de la verdad?
Existen teorías basadas en diferentes ideologías y realidades socio-económicas, políticas, sistemas jurídicos y sistemas de creencias y valores. Algunas se han puesto en práctica como el de la “Raza aria” que desembocó en el Holocausto, con los resultados que todos conocemos.
La característica de la vida del hombre es la tragedia y el dolor que le produce el abismo entre lo ideal y la realidad, como bien lo describe uno de sus poemas del poeta Romano; Cayo Valerio Catulo: “ Odio y amo. Tal vez preguntes porque lo hago. Lo ignoro, no solo sé; solo sé que lo siento y me torturo.” O en el gran cuestionamiento de San Pablo: “Padre porque queriendo ser bueno,  soy malo, porque queriendo hacer el bien, hago el mal”. Esta dualidad entre “el ser” y el “deber ser” del juicio moral ( parte de la Ética) son uno de las grandes fuentes de sufrimiento humano.
La realidad es que no existe un único sistema moral(hegemónico), sino varios, de modo que cada cual tiene que escoger entre ellos, sin excluir a ninguno en nombre de la verdad o del punto de vista elegido. Desde la neutralidad sin discriminación por razón de raza, género, nacionalidad y religión.
Los seres humanos no somos propiedad de nadie. No merecemos ser tratadas como objetos ni como niños con uniforme escolar, incapaces de comprender entre el bien y entre el mal. Sino como sujetos de derecho, que provienen del hecho de las personas (y los derechos humanos que emanan de ello), como seres libres. En eso radica el respeto a la dignidad humana, como un reconocimiento de nuestra esencia, crisol del ser, en el derecho a ser diferentes e igual de respetables y reconocidos en nuestra dignidad en en esa diferencia.
En la vida real no se trata de decidir quienes son santos o pecadores, ni querer vestir un santo para desvestir a otro, sino tener en cuenta a todos. Es necesaria una escucha más profunda del sufrimiento de las necesidades y experiencia de vida del otro, de su historia personal, esa; que lo hace sin proponérselo, ser como es. No somos islas, somos seres sociales, relacionales y en esa relación co-construimos el conflicto y podemos construir también la solución.
Para Perleman,(1989) entre todas los valores importantes, la justicia parece una de las más eminentes y la más irremediablemente confusas, desde hace miles de años nos dice el autor, todos los antagonistas en los conflictos públicos y privados, en las guerras, las revoluciones, los procesos, las querellas de intereses, declaran siempre y se esfuerzan por probar que la justicia está de su parte, que se invoca a la justicia. Siempre que se recurre a un árbitro, inmediatamente se da uno cuenta de la multiplicidad inverosímil de los sentidos que se dan a esta noción, y de la confusión extraordinaria provocada por su uso.
En ese orden de ideas, tenemos que la comprensión de la conducta humana es fundamental para acceder a la fuente de los problemas, de tal suerte que el abordaje de los mismos debe ser integral; psicología, antropología, sociología, conflictología, dialógica derecho, comunicación humana, son entre otras; disciplinas de vital importancia para el análisis y comprensión de los conflictos.
La conflictología, es una disciplina crítica y pluralista, que no cree que la paz exista al margen de la guerra o del conflicto, sino que es una consecuencia del esfuerzo por hallar soluciones a los conflictos que se suceden en todas las condiciones y circunstancias.

Para Torrego,(2000) el conflicto es parte de la interacción humana, de la diferencia de opiniones, deseos e intereses que son inevitable entre las personas. Existe una relación muy estrecha entre el conflicto y la comunicación, puesto que en la raíz de muchos conflictos está una mala comunicación.
Para Alzate, (2006) el conflicto es un rasgo inevitable de las relaciones humanas y puede tomar un curso constructivo o destructivo, donde más allá de eliminar o prevenir el conflicto, la cuestión es como todos los implicados deben asumir la situación conflictiva y enfrentarse a ella con recursos propios y grupales y enriquecerse con la experiencia vivida. En resolución de conflictos se trabaja desde una neutralidad activa, desde una perspectiva que no analiza, ni juzga ni sanciona, desde el convencimiento y comprobación de que la violencia, cualquier tipo de violencia, representa y determina el desarrollo de los conflictos.
Se considera a Johan Galtung(2003)como uno de los fundadores de esta disciplina que crea todo un nuevo movimiento sociológico que dirige su atención a la educación hacia una cultura de paz. Este movimiento académico surgió después de la segunda guerra mundial al reconocer que los problemas reales del mundo, se originan en las motivaciones y valores subyacentes en toda conducta humana y la solución de los mismos subyace en la transformación pacifica de los conflictos, a fin de construir una paz duradera.
Gatlung, es el creador del triángulo de la violencia. Para efectos de estas reflexiones me quedaré en el primer vértice: La violencia directa, la cual es visible, la podemos observar y valorar. Se concreta con palabras y comportamientos violentos para responder a las agresiones(así consideradas por parte de quien siente las recibe) con palabras o actos de violencia.
¿Cómo desactivar los conflictos?
Desde una visión psicológica, Suárez (2004) nos dice que la conducción destructiva de los conflictos es aquella que se da a través de la confrontación; cada una de las partes tiene por fin la destrucción de la otra, pues consideran que solamente de esa manera lograrán sus pretensiones. El litigio judicial se puede considerar un conflicto de conducción destructiva; que usualmente rompe con los lazos de amistad, familiares, laborales, etcétera.
La conducción constructiva del conflicto, es otra de las propuestas de Suárez, misma que es la que considero que aspiramos la mayoría  de nosotros,  desde una perspectiva de respeto a los derechos humanos; supone la colaboración entre las partes. De tal forma que cuando una persona, un grupo o una sociedad detectan un conflicto, es mejor enfrentarlo directamente.
Para Morín, ( 2009) el conflicto puede ser entendido como una regeneración de las sociedades humanas, no solamente es un factor de distorsión, sino que incluye también el germen de la paz. Por tanto, el conflicto posee tanto la vertiente de crisis como la de oportunidad de cambio, tanto la idea de enfrentamiento como la de mejorar situaciones y relaciones, lo que convierte a los conflictos en procesos que pueden conducir a distintos resultados según sean su desarrollo y la metodología utilizada para gestionarlos.
La propuesta de estas reflexiones es: Que el diálogo colaborativo logra abrir los espacios de comunicación donde juntos podamos tranquilizarnos, entendernos, desenredar los nudos, restaurarnos, sentir como propias las heridas del otro, preguntándonos ¿Cómo y de qué forma puedo contribuir para sanarlas y sanar las mías en el mismo acto restaurador? ¿Qué es lo que esta ocasionando este conflicto?, (las razones reales no las aparentes) ¿De qué manera estoy contribuyendo?   ¿Qué  estoy dispuesto a hacer para reparar el daño causado?
Entender nuestras diversas realidades y relaciones intra e interpersonales y sociales que han obedecido a patrones rígidos aprendidos en el contexto cultural y social, mismas que ante alguna crisis se agravan y suelen emerger  junto a  las inconsistencias que prevalecen en un grupo determinado y han sido ignoradas; nos permite dimensionalizar e iniciar las posibilidad de un diálogo constructivo.

Mismo que debe  ser totalmente voluntario y comprometido. Aceptando todas las partes su participación en la construcción del conflicto y asumiendo responsabilidades.El diálogo ayuda a desatar los nudos, desactiva conflictos internos y externos, nos permite verbalizar y encarar el problema.

Generalmente ante la presencia de un conflicto nos alejamos del otro y de nosotros mismos. En ocasiones preferimos recorrer caminos inciertos y peligrosos, nos escondemos en las adicciones, trabajo o relaciones toxicas para evadirlo. Si estamos conscientes de que el conflicto no debe evadirse, ignorarse, negarse, encubrirse, verse en otra parte u ocultarse mediante cualquier clase de engaño, podremos ir hacia él y verlo exactamente como es, estaremos en condiciones de desactivarlo.
Reconocer las emociones como propias, es examinar al enemigo adentro y no afuera, no tener la necesidad de defender o atacar, es vencer nuestro ego como una idea ilusoria de separación con el otro. Es arrancar la etiqueta de culpabilidad de los demás. Cuando la emoción se reconoce, se rinde a sí misma, deja de estar en guerra. Entonces, llega de manera natural, como lluvia fresca el perdón. Ya no hay a quien perdonar, sino a nosotros mismos, por nuestros pensamientos o ideas limitados y reduccionistas, por habernos quedado en la negación del conflicto, siendo prisioneros de nuestra incapacidad de dialogar. Al desactivar el conflicto interno sólo queda la sensación de paz y libertad.
De tal suerte que ya no sea necesario convencer al otro de nuestra verdad o punto de vista que dio origen al conflicto, y que; en lugar de demostrar quien o quienes  tienen la razón y/o ganar la disputa, podamos conservar la paz personal y la paz del otro. La posibilidad de construir juntos, la paz social.
Un abrazo muy fuerte.
De corazón a corazón.
Mary Guzmán© Tijuana BC México 24 de junio 2019

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Comentario

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PLUMA MARFIL
Comentario de Mary Guzamn Lucero el junio 26, 2019 a las 12:35am

 Si Edith,  en pocas palabras: Lo más sano y humano.

 lo mas honesto ... y comprometido.

  Gracias a ti,  por interesarte en el tema.   Un abrazo 


PLUMA ÁUREA
Comentario de Edith Elvira Colqui Rojas el junio 25, 2019 a las 7:46pm

Eso es lo más sano y humano. Gracias.


PLUMA MARFIL
Comentario de Mary Guzamn Lucero el junio 25, 2019 a las 6:36pm

Muchas gracias Hugo. Es tarea de  todos. Hombre y mujeres de manera  solidaria y complementaria, poner nuestro granito de arena en la construcción de la paz. 


PLUMA MARFIL
Comentario de Mary Guzamn Lucero el junio 25, 2019 a las 6:32pm

Asi es Aimée. Tienes razón, la capacidad de dialogar  es imprescindible para alcanzar la paz. De manera individual nos toca trabajar con nuestros propias heridas y conflictos personales, colectivamente tener la madurez de reconocer y desactivar los conflictos. En una búsqueda de soluciones que no pueden imponerse desde el exterior sino que han de provenir individualmente de nosotros mismos y colectivamente de la propia sociedad.

 De hecho y como dato extra,  ésta ha sido una de las principales metas que han desde el año, 2001 establecido Las Naciones Unidas, quienes definen la Cultura de Paz, como un conjunto de valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida que rechazan la violencia y previenen los conflictos atacando a sus raíces a través del diálogo y la negociación entre los individuos, los grupos y los estados.


POETA DE PLUMA
Comentario de Hugo Mario Bertoldi Illesca el junio 25, 2019 a las 12:06pm

Buen artículo. Agradezco compartir, estimada Mary.


PRESIDENTE HONORARIO
Comentario de Aimee Granado el junio 24, 2019 a las 6:06pm

Reflexivas tus letras, llenas de mensajes que acicalan el arte de vivir para encontrar el equilibrio en medio de situaciones y avatares que nos puedan afectar, la capacidad de dialogar sin juzgar ni imponernos, la serenidad a la hora de convencer con nuestras propias acciones, la verdad y su búsqueda incesante sin enfrentamientos letales, la habilidad inexorable de perdonar y perdonarnos a nosotros mismos, ser vulnerables porque somos humanos ,somos imperfectos, resilientes y nos enfrentamos a los constantes desafíos de la vida y a los grandes retos que nos hacen capaces e irremediablemente humanos.

Me encantó leerte.

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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