EMPEDERNIDA SOLEDAD

[Carlos Eduardo LAmas Cardoso]

EMPEDERNIDA SOLEDAD

Empedernida soledad, injusta,

taladran tus silencios mis oídos

y tus manos acarician el hielo de mi cuerpo.

Suspiros muertos en la incandescencia de mi pecho,

brotan en partos naturales que agrietan el alma

Dolor y llanto se incrustan en el vacío corazón... agonía.

Empedernida soledad, eco eterno de mis palabras necias,

¿hasta cuando conmigo estarás?

Si mis pasos sigues por la vereda sinuosa de mi ruta,

si mis manos son tu dulce consuelo y mi cuerpo tu cálido refugio eterno...

Empedernida soledad, maldita compañera mía,

te amo aún sabiendo que nunca serás aquello que para mí quería.

En mi vuelo me acompañas y en mi sueño estás presente.

Te miro en el hueco del espejo, y te siento en el frío que hay en mi cama.

Las lágrimas que bebes son cascadas de mis ojos...

Estoy acostumbrado a ti y a tu cruel indiferencia.

Soledad... soledad tan mía...

empedernida soledad.

Carlos Eduardo Lamas Cardoso.

Mexico.

Derechos reservados.

[Carlos Eduardo LAmas Cardoso]

Norma,

Gracias por tu lectura y tus amables palabras.

Saludos y bendiciones!

[NORMA CECILIA ACOSTA MANZANARES]

Gracias por compartir esta reflexión sobre la soledad y el impacto que ha dejado en tú vida. El poema describe la soledad como una compañera constante que taladra tus oídos con su silencio y acaricia el hielo de tu cuerpo con sus manos.
Con el poema también presentas una tensión entre el deseo de escapar de la soledad y la aceptación de ella como parte de tu vida. Te preguntas cuánto tiempo más tendrás que soportar la soledad, pero también reconoces que tus manos son un consuelo y tu inspiración un refugio cálido. Aún amas la soledad.

[Carlos Eduardo LAmas Cardoso]

Críspulo,

gracias por tu lectura.

Saludos y bendiciones!