El vergel de mi virtud.
Instantes, momentos, segundos
en los que navego
por la espesura de mis recuerdos
de un pasado entrañable y deseado.
Mi cuerpo tiembla con cada recuerdo
haciéndose presentes y vivos
en mis noches y alboradas
acelerando mí sangre hereje.
Ha pasado el tiempo de aquellos días
de inocencia y pureza virginal,
mi cuerpo no olvida aquel grito desgarrado
que rompió la fibras del silencio.
Cierro los ojos y siento la presencia
del amor vivo y latente, un amor deseado.
Rosa mis labios el recuerdo de la gracia de tu boca
que recorrió cada centímetro de mi cuerpo.
Viajo en el tiempo…
mi cuerpo vibra dando espasmos de placer,
los poros de mi piel se elevan, se humedecen
y se agitan intentando alcanzar la gloria.
Aquel amor primero
en donde no importaron
las sentencias
ni las críticas de la sociedad.
Entregué el sentimiento más puro,
sutil, delicado y glorioso
que un ser humano
puede sentir
al compartir su cuerpo
con otro ser.
Se fusionaron nuestras almas
y su luz glorificó el Universo,
mi corazón se resiste a olvidar
la maravillosa experiencia
de haber amado
con intensidad y pasión.
Cecill Scott.
©Todos los derechos reservados.
Comentario
Cecill, sin duda la sensibilidad de una mujer es distinta a la de un hombre, pero nosotros también guardamos en lo más recóndito de nuestra memoria aquellos instantes de gloria, de suspiros, de vibraciones. Felicidades por tu poema. Un beso personal y un saludo de www.taci.es
Cecill,
Muy hermoso es tu poema, cargado de una inmensa cantidad de amor y de bellos recuerdos. Felicidades!
Saludos y bendiciones!
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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