del pájaro viudo,
sus blancas alas enlutadas,
perdieron los ímpetus,
para emprender de nuevo el vuelo.
OH! Cuanta soledad amarga,
abriga su desamparado nido,
con hierro marcados sus vacíos destinos,
como olvidar su dulce trino de amor,
si era ella la leña sagrada
para calentar el nido.
Con voz doliente se extiende su trino,
entre el bosque verde,
testigo indiferente de aquel amor,
que le alborotaba el canto,
hoy en silencio, viudo y sin destino .
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