Imaginaste el mar revolcando tu velero:
esa lucha fue tu insomnio
y en la cresta iba mi barco de papel
jugando a vencer las últimas palabras.
Dábamos vuelta y vuelta
en la concéntrica batalla;
nos empujaban las astas del molino
con todo y Rocinante.
Un zancudo iba paralelo a los oídos
donde el viento ni siquiera se arrastraba.
Imaginaste otro poema
diferente al mío,
escanciando el sopor,
las ganas de vencer este insomnio.
Al fin me pediste un vino blanco
de la despensa entreabierta.
Al fin, lanzaste tus piernas
sobre las mías y esperaste que mi insomnio
también te poseyera.
El fauno dejó sus ojos grandes
envueltos en la niebla
pensando que no estabas,
tomando conmigo esta copa
para dormir en paz con el olvido.
Cuando sonó el despertador
sobre tu frente se balanceaba el mar.
De un nuevo libro inédito
Derechos de autor protegidos por ley
Pintura Cristina Gutiérrez de C.R.
Comentario
Gracias, Críspulo, por tus aplausos, abrazos
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